El rock urbano de Marea anega el Palacio de los Deportes de Madrid

  • Carlos Palencia.

Carlos Palencia.

Madrid, 30 dic.- Hubo quien pensó que el Palacio de los Deportes de Madrid le quedaría grande a Marea. Nada más lejos de la realidad, y es que el grupo navarro ha estado esta noche a la altura del coliseo madrileño, en un concierto inmenso con el que han culminado por todo lo alto un año de lo más exitoso.

Considerada una de las bandas de rock más importantes del panorama español, Kutxi Romero y los suyos han dado lo mejor de sí mismos, con un recital de hasta 30 temas, que ha seducido a los 15.000 asistentes que, cual marea alta, han anegado hasta los topes el recinto.

Durante dos horas y media, la formación ha recorrido todos sus discos, a través de un completísimo repertorio donde no se ha echado en falta prácticamente ninguna de sus canciones emblemáticas.

Para calentar el ambiente, los navarros han arrancado con "Bienvenido al secadero", canción de su último álbum, que han enlazado sin pausa con otros dos temas, hasta llegar al primer hit de la noche, "Duerme conmigo", donde Kutxi ha prometido "mimar" a su público durante todo el tiempo que durase el concierto.

Una promesa cumplida con creces, reflejada en unos espectadores que no han dejado de saltar y corear al son de la voz rasgada y cazallera de Kutxi y del cegador y semiepiléptico juego de luces que ha acompañado cada guitarreo y ritmo de batería.

Y aun con la ingente cantidad de temas interpretados, Kutxi ha tenido tiempo para hablar por los codos, como suele hacer en todos sus conciertos, ganándose a sus seguidores con sus habituales chascarrillos, sus improvisaciones poéticas y sus efusivas muestras de afecto.

Entre otras cuestiones, no ha dudado en arremeter contra la situación sociopolítica de España que, en sus propias palabras, ha cambiado "de un tonto a un hijoputa" y ha protestado contra "las prohibiciones" y la Ley Antitabaco, mientras fumaba un cigarrillo electrónico y generaba los aplausos en el respetable.

"Lo que no mata es una mierda, por eso lo que más gusta en el mundo es la vida, que es lo que más mata" gritaba Kutxi, antes de proseguir el recital con "canciones de este siglo y del anterior", como "Canaleros", "Petenera" o "Que se joda el viento", pidiendo al público que saltara y aplaudiera, con una respuesta masiva.

Así, Marea han alternado canciones de todos sus álbumes sin que apenas se apreciaran diferencias entre sus etapas musicales, gracias a la característica fórmula de la que apenas se han movido en sus más de diez años de carrera.

En "Manuela canta saetas" Kutxi ha lucido esa voz rasgadísima que sabe a cigarros, ceniza y vino peleón, sin mostrar síntoma alguno de agotamiento, a pesar del esfuerzo que debe suponerle cantar de esa forma.

El líder de Marea se ha restado mérito en "Corazón de mimbre", otro de los momentos álgidos, donde ha pedido al público que coreara la letra, porque, según él, nunca la ha cantado "bien", en un instante donde ha habido ciertos problemas de sonido, que se han perdonado por el alto nivel mostrado por la banda.

"Hasta el día que lluevan pianos", del nuevo álbum del grupo, ha precedido al descanso del vocalista, que en el siguiente tramo ha cedido su puesto al "Piñas", bajista de la banda, que ha cantado "Alfileres" y "Trasegando" con un estilo tan similar al de Kutxi, que ambos músicos podrían ser perfectamente intercambiables.

El imprescindible homenaje a Lorca, poeta del que los componentes de Marea son fervientes admiradores, ha llegado con "La ciudad de los gitanos", en un necesario momento de relax, pulverizado inmediatamente después con "La rueca" y "Barniz", dos clásicos que han hecho temblar el recinto.

Cuando parecía que el concierto llegaría a su fin, Kutxi, tras casi dos horas de actuación, ha sorprendido al auditorio prometiendo "muchas más canciones", como "Romance de José Etxailarena", "Perro verde" o "Como el viento de poniente", saciando a sus hambrientos seguidores.

Y como no podía ser de otro modo, la banda ha concluido con su tema homónimo "Marea", que ha levantado de las butacas a todos los asistentes, en un desenlace inmejorable para 150 minutos de interpretación que ya forman parte de los mejores momentos de la historia de esta formación.

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