El "rumboso" Chapí impulsó con su zarzuela una SGAE tan criticada como ahora

Madrid.- El rechazo que padecieron hace cien años el compositor Ruperto Chapí y el escritor Sinesio Delgado por empeñarse en que fueran los autores los beneficiarios de los derechos que generaban sus obras fue "tan furibundo" como el que "sufre ahora" la SGAE, gestora de un "fabuloso" archivo lírico gracias a su impulso.

La directora del Centro de Documentación y Archivos de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), María Luz González Peña, explica en una entrevista con Efe que gracias al "genio" de Chapí y al "ingenio" de Delgado ahora pueden presumir de un legado de 8.000 zarzuelas con sus materiales de orquesta y 2.000 partituras originales de las más conocidas, entre otros.

Aunque ese archivo atesora también 30.000 obras no líricas y cada semana aumenta en cien el número de obras contemporáneas, el género que les da "trabajo" es la zarzuela, "muy maltratada durante mucho tiempo" pero que vive ahora "un gran momento".

Tienen peticiones continuas de partituras por cuyo alquiler -los derechos de autor son aparte- perciben entre 150 euros ("La Gran Vía") y 325 euros ("Doña Francisquita").

Este año, en el que el Liceo ha hecho "Doña Francisquita", el Real "L'arbore di Diana", el Palau de Valencia "Una cosa rara" y la Zarzuela "Los diamantes de la corona", ya llevan 119 contratos líricos, la mayoría para Madrid, aunque "con la afluencia acostumbrada" de la zona levantina.

El "hit-parade" lo ocupan "El intermedio" de "La boda de Luis Alonso", "No puede ser" de "La tabernera del Puerto", y "La romanza" de "La tempranica", una pieza que "pide mucho" Montserrat Caballé, que la acaba de cantar en Postdam (Alemania), el país que encabeza la demanda internacional de este género, que también "encanta" en lugares tan dispares como Eslovaquia, Hungría o Nicaragua.

El archivo guarda "auténticas joyas", como la partitura de "El rey que rabió", "con un dibujo muy bonito del propio Chapí", o todo lo de Barbieri, "el mejor compositor y un humanista impresionante".

La gestión de esos "tesoros", dice González, ha sido difícil desde "siempre", porque, recuerda, los ataques que sufrieron Chapí y Delgado cuando se propusieron salir "de las garras" de los editores e intermediarios, a los que hasta entonces cedían sus obras por cantidades ínfimas "y no volvían a ver un céntimo el resto de su vida", fueron "tan furiosos" como ahora contra la SGAE.

A Chapí (Villena,Alicante,1851-Madrid,1909) y a Delgado (Támara, Palencia,1859-Madrid,1928) se les ocurre en 1899 que los autores podían administrarse ellos mismos y constituyen, a partir de la donación fundamental que hizo el "rumboso" compositor de todo su repertorio, el primer archivo de música civil de España.

Pero su desarrollo fue una lucha de intrigas, "asechanzas, pleitos y causas criminales" tan "tremenda", que en 1903 todos los promotores de la Sociedad de Autores Españoles (SAE) dimitieron "en masa", es decir, asegura González, prefirieron "hacerse el harakiri" antes que permitir que la misión en la que creían fracasara por completo.

Durante unos años "se calmaron un poco las cosas" pero en 1932, cuando la SAE pasó a denominarse Sociedad General de Autores de España, empezó de nuevo "una gran batalla en la prensa y parte de la sociedad, pero -añade-, igual que aquella pasó, pasará la que vivimos ahora", que mueve periódicamente los cimientos de la que es Sociedad General de Autores y Editores desde 1995.

Esto de los derechos, asegura González, 20 años en la SGAE y desde 1993 directora de su archivo, "va por periodos" y ahora el combate es en un campo muy diferente, el de internet, y el "contendiente" el propio público.

"Pagar no le gusta a nadie, pero, curiosamente, ahora que nada es gratis pensamos que la cultura sí lo tiene que ser. En Europa no pasa eso, nadie se cuestiona ni debate los derechos del autor, sólo en España, donde estamos a años luz de aceptarlo".