El sector nacional de la danza reclama un código de buenas prácticas

  • La Federación Estatal de Compañías y Empresas de Danza (FECED) demanda un código de buenas prácticas que regule las políticas de las artes escénicas y la danza, según las conclusiones de las segundas Jornadas estatales sobre danza.

Valencia, 11 dic.- La Federación Estatal de Compañías y Empresas de Danza (FECED) demanda un código de buenas prácticas que regule las políticas de las artes escénicas y la danza, según las conclusiones de las segundas Jornadas estatales sobre danza.

Organizadas por la FECED junto a la Asociación Valenciana de Empresas de Danza (AVED), estas jornadas han sido, según un comunicado de la organización, un "observatorio estatal de las artes del movimiento".

En ellas se han reunido agentes del sector -bailarines, coreógrafos, gestores culturales, compañías, programadores y representantes de organismos públicos- que han compartido experiencias y se han unido en la búsqueda de nuevas estrategias que "resuelvan las carencias estructurales" de la danza.

La internacionalización de la danza, las prácticas colectivas en la creación contemporánea y los nuevos hábitat y espacios para este arte han sido los ejes centrales que han articulado estas Jornadas.

La FECED considera que tanto los propios agentes de la danza como las Administraciones Públicas deben profundizar en las estrategias de acompañamiento, formación y difusión en la internacionalización de las producciones de las compañías y creadores.

"Sin embargo -apunta-, esta internacionalización no debe ser vista, como ha ocurrido en las fórmulas impulsadas desde el INAEM, como la solución a la falta de mercado y estructuración a nivel estatal, sino como un complemento y ampliación de la misma".

Esto supone, para los organizadores, "que, frente al actual contexto de recortes y desmantelamiento, se debe seguir apoyando y estructurando la producción y distribución a nivel estatal y autonómico además de la apuesta por lo exterior".

En España hay, según la FECED, más de 1.300 contenedores públicos que pueden albergar a compañías y creadores que en un trabajo coordinado con gestores y programadores pueden desarrollar "una propuesta sociocultural importante tanto para la ciudadanía como para el propio artista".

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