El teatro que estrena "Gólgota Picnic" achaca la agitación a la ultraderecha

  • El teatro Rond Point de París, donde esta tarde se estrena la obra del argentino Rodrigo García "Gólgota Picnic", que ha suscitado una movilización de los integristas católicos, considera que la ultraderecha está interesada en agitar la polémica.

París, 8 dic.- El teatro Rond Point de París, donde esta tarde se estrena la obra del argentino Rodrigo García "Gólgota Picnic", que ha suscitado una movilización de los integristas católicos, considera que la ultraderecha está interesada en agitar la polémica.

"No esperaba tanta reacción. Creo que llega en un período preelectoral en Francia y creo que, detrás de ese movimiento católico extremista, hay grupos de extrema derecha que lo manipulan", explicó a Efe el director del teatro, Jean-Michel Ribes.

El movimiento católico Instituto Civitas ha llamado a los fieles a concentrarse esta tarde a las puertas del teatro, situado en la céntrica avenida de los Campos Elíseos, para "rezar sin violencia" contra una obra en la que, aseguran, Dios "es tratado de puta del demonio".

La policía ha desplegado tres furgones de policía enfrente del teatro, que hasta ahora solo ha recibido la visita de algunos fieles que se han acercado a depositar flores blancas en señal de protesta.

"No tengo miedo en absoluto. No cederé a la intimidación. Hemos tenido amenazas de muerte, hemos encontrado cuchillos, gente que se infiltró en el teatro (...) para sabotear el sistema de alarma... pero ceder a ese tipo de intimidaciones sería retroceder de cara a nuestra profesión", añade Ribes.

La obra, que llega a París tras pasar por Toulouse, está coproducida por el Centro Dramático Nacional español y se inspira en la Biblia para realizar "un apocalipsis contemporáneo" que tiene "algo de juego", según confesó el director en su presentación en Madrid, donde se estrenó a principios de año.

"Sea blasfema o no, estamos en una república en la que lo blasfemo no es delito", subrayó Ribes, que ha empapelado el teatro con carteles en los que se puede leer el eslogan: "Nosotros no os impedimos creer, no nos impidáis pensar".

"Éste es un teatro libre, un teatro de creación. Me gustó mucho el trabajo de Rodrigo García y pienso que nuestro deber y nuestro placer es presentar obras que hagan moverse un poco a la sociedad", argumenta el célebre responsable del centro dramático.

Y para reforzar esa idea, una gigantesca pancarta que firma la Liga de Derechos Humanos preside la entrada del teatro, en la que puede leerse: "En una sociedad democrática y republicana, cada uno debe poder acceder libremente a las obras, juzgarlas y debatirlas.

A escasos metros, una mujer llamada Claude, que se identifica como católica, explica a la prensa los motivos por los que esta tarde se acercará hasta la explanada de Notre-Dame para rezar, atendiendo la llamada de la Iglesia católica, en el mismo momento en el que sobre el escenario se desnude un pianista para interpretar "Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz", de Joseph Haydn.

"Para los cristianos es realmente blasfemo", dice la señora, que considera "una ofensa" y "una vergüenza" la representación teatral, que supone, añade, una "humillación" para los creyentes".

Desde el teatro, sin embargo, se insiste en que aquellos que se han escandalizado son una minoría extremista.

"No es una gran publicidad para los católicos. A los católicos no les gustan estos tontos que quieren ver en Jesús a un jefe de secta", agrega el director del teatro, quien rechaza que sea publicidad para el centro que dirige, porque "el teatro está lleno de enero a enero".

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