Roma.- El tenor mexicano Rolando Villazón afirmó que tiene como ídolo al español Plácido Domingo pero que no quiere ser considerado su heredero, en una entrevista publicada en "Il Venerdi", el suplemento que sale hoy con el diario italiano "La Repubblica".
"Por favor, no escriba que soy el nuevo Plácido Domingo", fue la petición que el artista mexicano, de 38 años, hizo al periodista italiano antes de concederle la entrevista.
En ella, Villazón explicó: "Domingo ha sido mi primer ídolo e imitarlo, al menos al inicio, fue inevitable, pero él es inalcanzable".
El tenor mexicano añadió que precisamente al conocer a Plácido Domingo entendió que "un artista tiene que buscar la originalidad en todo lo que canta".
Por ello, comentó Villazón, decidió grabar su nuevo álbum, "México", que se publicará en septiembre, con motivo del centenario de la Revolución Mexicana y los doscientos años de la independencia de España.
"No existen óperas en español, por lo que siempre he tenido que afrontar idiomas que no me pertenecen. Con este álbum interpreto finalmente las canciones de una vida, que aprendí de mi madre y de mi abuela y que escuchaba en las películas del periodo de oro del cine mexicano, con Sara García y Pedro Infante", dijo al explicar este deseo cumplido.
El artista mexicano refirió que este proyecto suyo "sirve para conocer un México diferente del que se cuenta en los periódicos, un país que no es sólo violencia y criminalidad, sino alegría de vivir".
Sobre su participación en el programa de televisión británico para lanzar talentos de la ópera "Popstar to Operastar", Villazón comentó que quería demostrar "que la música lírica puede volver a ser cultura de masas".
"Con este programa y con mis discos intento animar a la gente a ir al teatro, aunque sé que es cada vez más difícil que, en la era de la velocidad, alguien se siente durante tres horas para asistir a un espectáculo", añadió.
Villazón reconoció que "la música es un mundo difícil" y desveló que ha habido muchos momentos en los que pensó en dejarlo y dedicarse a la enseñanza.
Si siguió adelante fue gracias a su mujer, Lucía, que el día de su boda le "amenazó" con abandonar la ceremonia si no se convertía en un tenor.
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