El valor de Jiménez Fortes destaca en Salamanca, por la Puerta del Toro

  • Jiménez Fortes cuajó hoy en Salamanca una actuación valiente y muy de verdad que le valió para cortar una oreja en cada toro de su lote y salir así por la llamada Puerta del Toro.

Juan Miguel Núñez

Salamanca, 16 sep.- Jiménez Fortes cuajó hoy en Salamanca una actuación valiente y muy de verdad que le valió para cortar una oreja en cada toro de su lote y salir así por la llamada Puerta del Toro.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de "El Pilar", el primero como sobrero, aceptablemente presentados y de juego desigual.

José Antonio "Morante de la Puebla": pinchazo y estocada (ovación tras dos avisos); y dos pinchazos y media (división con más pitos que palmas).

José María Manzanares: estocada (oreja); y estocada trasera con vómito (ovación tras petición insuficiente).

Jiménez Fortes: estocada (oreja tras aviso); estocada caída (oreja).

En cuadrillas, Juan José Trujillo y Martin Blanco saludaron en los toros segundo y tercero, y Pedro Morales "Chocolate" se lució en un espectacular tercio de varas en el quinto.

La plaza tuvo menos de tres cuartos de entrada en tarde agradable.

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"FORTES EMOCIONES"

Frustrante el poco eco que despertó el cartel, por la escasa asistencia de público después de una víspera apoteósica en la que los tres actuantes salieron a hombros.

Lo que prueba que "la Fiesta" está necesitada de algo más de las medidas del día a día, como la de las entradas para jóvenes en las andanadas de sol, que se llenan, es verdad, pero debajo con un tendido completamente vacío.

Y es que el espectáculo de la corrida sigue siendo caro, además de que los alicientes que ofrece no son tampoco muy allá.

En la de hoy ha salido a hombros Jiménez Fortes, torero joven y con proyección sobre todo por el valor que demuestra cada tarde.

Mientras, "Morante" sigue representando el genuino arte sacro que despierta pasiones, sin dejar a nadie indiferente. Todo el mundo le quiere, unos de verdad y otros porque metafóricamente le quieren matar cuando se comporta con su personal y desesperante abulia. Y cuenta también la figura de Manzanares, de pura estética.

Pero entre los tres, ha quedado claro, no llenan la plaza de Salamanca en tarde de domingo. Ciñéndose a los resultados, el que más interés despertó frente al toro fue el más joven.

Un Jiménez Fortes con un punto de valor, auténtica virtud de torero. Aunque en ocasiones no sabe estar a salvo, o no quiere protegerse de las embestidas del toro. Ahí estuvo su mérito, aunque haya quien lo entienda de otra manera.

Lo de Jiménez Fortes, precisamente porque prácticamente todo su toreo está supeditado al valor cuajó dos faenas irregulares.

Estaba toreando muy bien de capote a su primero cuando tropezó en la cara y terminó con una tremenda paliza. Pero volvió a la carga como si tal.

Y con la muleta, la misma disposición, aunque habría que echarle cuentas también a cierta elegancia natural que tiene en el manejo de las telas. Le sorprendió ese primer toro suyo en más de una ocasión, pero acabó resolviendo a base de mucho aguante.

En el sexto volvió a lucir un exquisito toreo de capote. Y muleta en mano se la jugó toreando muy cerca por la derecha. Con más o menos hilván, con más o menos limpieza, lo cierto es que Jiménez Fortes emocionó.

Tanta angustia opacó, hay que insistir, la notable exquisitez que también tiene su toreo. Mató con prontitud a sus dos toros, y en ambos cortó una oreja.

Manzanares se llevó también premio en la tarde. Una oreja de su primero, al que toreó a derechas con limpieza y ligazón, pero con poco ajuste. Al natural no se acopló.

El quinto, toro apagado y a menos, Manzanares llevó un trasteo a media altura, de muy largometraje y escasa profundidad.

"Morante" fue la gran decepción al no corresponder a tanta expectación como había creado su comparecencia.

Toreó con cierto buen gusto a su primero, pero con poco hilván y desde luego sin redondez.

El cuarto echaba la cara arriba, quedándose corto, defendiéndose por su manifiesta falta de fuerzas, por lo que "Morante" no se lo pensó dos veces para montar la espada tras un ligero macheteo por la cara.

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