"El viaje a ninguna parte" llega al teatro, su "destino natural"

  • Se hizo popular gracias a la película y pasó por las ondas en formato de radionovela, pero el dramaturgo Ignacio del Moral opina que la novela "El viaje a ninguna parte", de Fernando Fernán Gómez, encuentra en el teatro su "destino natural".

Madrid, 12 feb.- Se hizo popular gracias a la película y pasó por las ondas en formato de radionovela, pero el dramaturgo Ignacio del Moral opina que la novela "El viaje a ninguna parte", de Fernando Fernán Gómez, encuentra en el teatro su "destino natural".

El autor ha sido el encargado de versionar esta narración, que relata las andanzas de una compañía de teatro ambulante en la España de los años cincuenta, y que podrá verse desde el 14 de febrero al 6 de abril en el Teatro Valle-Inclán de Madrid, bajo la dirección de Carol López.

La directora, que dice haberse enfrentado al trabajo "más difícil" de su trayectoria, opina que hoy en día, esta historia de cómicos adquiere "otra dimensión y lectura", que "llega mucho al alma, y a la gente del teatro especialmente", ha señalado en una rueda de prensa.

Porque si los protagonistas de la obra tienen que luchar contra su decadencia, en un mundo en el que se ven eclipsados por el apogeo del cine y de la radio, actualmente la situación parece que no ha cambiado demasiado, y el mundo actoral sigue envuelto en una "perpetua agonía", como indica del Moral.

"Cada día nos inventamos una profesión que se está muriendo desde antes de que Medea fuera inventada", señala el actor Andrés Herrera, uno de los protagonistas, y apunta que, a pesar de que "llevan toda la vida en crisis", el arte dramático seguirá existiendo "mientras que haya alguien que quiera escuchar una historia en el teatro".

Junto a Herrera, están sobre las tablas nombres como los de Amparo Fernández, Olivia Molina, Antonio Gil, Tamar Novas o Miguel Rellán, dando vida a personajes que, como explica del Moral a Efe, son unos "soñadores" con un debate interno: "Aman mucho su trabajo, pero están en un mundo crepuscular; por una parte se sienten artistas y por otra, vagabundos".

A pesar de esto, el humor está muy presente en la función, pero no a través de "chistes o 'gags'", sino porque los protagonistas "simplemente dicen la verdad, lo que piensan, y ponen de manifiesto las contradicciones de la situación"; un humor "sutil e inteligente" que el dramaturgo asemeja al que crean los niños de forma involuntaria.

Tanto él como la directora saben que muchos de los espectadores pueden llegar con el recuerdo de la versión fílmica de 1986, por lo que recomiendan sentarse en el patio de butacas sin ideas preconcebidas para disfrutar de la obra.

"Hemos sido respetuosos con el material original, pero también muy libres; es muy Fernán Gómez, pero muy nuestra", defiende López, quien profesa una gran admiración por el autor.

"Fernán Gómez era un autor con una voluntad muy popular, de llegar a la gente", dice la directora, esperando que el público haga lo propio y que consiga "emocionarse" con su representación.

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