Emma Cohen entrega retazos de su vida en la novela "Ese vago resplandor"

  • Ana Mendoza.

Ana Mendoza.

Madrid, 17 nov.- Cuando era niña, Emma Cohen veía a los sin techo como "seres mágicos y libres", y quizá por eso eligió a una vagabunda como protagonista de su nueva novela, "Ese vago resplandor", una obra de claros tintes autobiográficos en la que recrea su infancia y juventud y sus comienzos como actriz.

"Siempre me gustó ser exploradora eterna y aventurera", asegura Emma Cohen (Barcelona, 1946) en una entrevista con Efe, que tiene lugar en su casa de las afueras de Madrid, la misma que compartió durante años con el gran actor Fernando Fernán Gómez, "el pelirrojo", como ella lo llama cariñosamente.

Actriz de cine y de teatro y musa de la progresía de los años sesenta y setenta, Cohen cuenta también con una amplia trayectoria como escritora, con títulos como "Alba, reina de las avispas", "Negras tierras negras", "Muerte dulce" o "Loca magnolia".

Ahora regresa a la narrativa con "Ese vago resplandor" (Rey Lear), una novela mitad policíaca, mitad autobiográfica con la que rinde "homenaje a la república 'homeless'" y en la que ha creado un personaje que el lector tardará en olvidar: el de Julia Proteus, una vagabunda "divertida, amante de la noche y de la libertad", de la poesía, del arte y de la música de Morente, Tomatito y Juanes.

La "clocharda" recorre cada día las calles de Madrid en busca de objetos para exponerlos luego al alba en alguna plaza céntrica, y una noche será testigo de un crimen y se verá obligada a huir.

En esa huida constante, Julia irá contando su vida a Peter Mathler Chu-yu, un periodista norteamericano de origen chino, interesado en escribir sobre los vagabundos españoles.

Algunos personajes de la novela están basados en indigentes reales, que Emma Cohen ha ido conociendo desde que llegó a Madrid en 1969, después de vivir el mayo del 68 en París.

En Madrid, esta catalana que sedujo a media España con sus grandes ojos verdes, empezó "de cero otra vez". Interpretó obras de teatro importantes, como "Un enemigo del pueblo", y para poder sobrevivir hizo "mucho cine alimenticio", a un ritmo de tres o cuatro películas por año.

Esos primeros años de Madrid los recuerda "con el resplandor del pelirrojo". Durante el rodaje de "Pierna creciente, falda menguante" conoció a Fernán Gómez y para ella "fue un hallazgo soberbio, fantástico: vivir con Fernando fue como encontrar el oasis que necesitaba para permanecer en esta ciudad sin amargarme", asegura Cohen, que el próximo lunes cumple 65 años.

Para su nueva novela, Cohen decidió hacerse a sí misma una larga entrevista, para ir contando su vida desde que nació en Barcelona en el seno de una familia burguesa hasta poco después de regresar de París, donde presenció "la explosión" de mayo del 68.

"Aquellos meses fueron de aprendizaje, de solidaridad, de amistad, de vida plena. De resplandor, como debió de ser la revolución rusa en los primeros meses o la revolución francesa. Todo aquello se me quedó en las neuronas", asegura la actriz.

La vida de Julia Proteus, que antes de lanzarse a la calle había leído "a todos los poetas que se leían entonces", se parece más que mucho a la de Emma Cohen.

La actriz ha sabido plasmar en el libro su infancia "feliz" y las épocas que pasaba con sus abuelos, unos "del bando nacional y los otros, del rojo".

Desde muy pronto formó "parte de las cómicas del colegio" y, entre otras cosas, interpretó "El repelente niño Vicente", de Rafael Azcona.

Dejar de ser niña y hacerse mujer le molestó "muchísimo", quizá porque empezó a comprobar que "el ser chica" le cerraba "muchas puertas, dado cómo era la sociedad de entonces". A la actriz no le atraía "el coqueteo con los hombres" ni ese destino que le tenían preparado de "formar una familia". Lo que quería era "vivir y experimentar".

Abandonó Derecho en cuarto curso, aunque le hubiera gustado seguir siempre estudiando, entre otros motivos porque "terminar la carrera significaba que te casaban".

En 1968 fue a Nancy (Francia) con la compañía teatral de Adria Gual, y a partir de ahí, como vio "otros mundos" y se encontró "con lo más puntero del teatro occidental", se dio cuenta de que "España estaba en la edad de piedra" y decidió romper con la vida que había llevado hasta entonces.

Con el paso de los años, Emma Cohen dejó de hacer "el cine alimenticio" porque le parecía "más auténtico estar con Fernando que estar rodando películas estúpidas". "Me otorgué vivir lo mejor que yo podía en mi situación", asegura. EFE.

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