En capilla con Besteiro, Rivas Cherif, Companys, Zugazagoitia...

  • El escritor argentino Valentín de Pedro, nada más terminar la Guerra Civil, estuvo condenado a muerte en la madrileña cárcel de Porlier junto a los igualmente condenados Julián Besteiro, Cipriano Rivas Cherif, Julián Zugazagoitia y Lluis Companys, de los que escribió semblanzas ahora recuperadas.

Alfredo Valenzuela

Sevilla, 31 ene.- El escritor argentino Valentín de Pedro, nada más terminar la Guerra Civil, estuvo condenado a muerte en la madrileña cárcel de Porlier junto a los igualmente condenados Julián Besteiro, Cipriano Rivas Cherif, Julián Zugazagoitia y Lluis Companys, de los que escribió semblanzas ahora recuperadas.

Esta colección de diez semblanzas de condenados a muerte vieron la luz en la prensa argentina en forma de serial en 1942 y ahora se publican por primera vez en España reunidas en un libro, "Cuando en España estalló la paz", a cargo del Centro de Estudios Andaluces y en edición de Aníbal Salazar, profesor de la Universidad Ramón Llull de Barcelona.

De Pedro, que se acogió al programa de Reducción de Penas tras conmutársele la capital, regresó a Argentina y prosiguió su labor periodística sin olvidar que había compartido cárcel con los también escritores Diego San José y Antonio de Hoyos y Vinent, con el poeta Pedro Luis de Gálvez, el cronista anarquista Mauro Bajatierra, el alcalde de El Escorial Vicente Carrizo y el periodista Javier Bueno.

De los diez retratados por De Pedro sólo cuatro se salvarían de ser fusilados: Hoyos y Vinent que, muy enfermo, falleció en la enfermería de la prisión en 1940; Besteiro, que también moriría enfermo en prisión en 1940; San José, por quien intercedió el general Millán Astray, y Rivas Cherif, cuñado del presidente Manuel Azaña, exiliado en México tras ser excarcelado.

Valentín de Pedro llevaba 15 años en Madrid cuando estalló la guerra viviendo como escritor y crítico de teatro y, durante la contienda, fue director de la Escuela Profesional de Capacitación Teatral del sindicato anarquista CNT, en la que fue profesor de un joven Fernando Fernán Gómez.

Esa labor artística, su filiación a CNT y sus artículos en defensa de la República le valieron su condena, si bien De Pedro, que fue contertulio de Azaña, nunca fue un radical y jamás incomodó, en el Madrid cercado, a compañeros suyos de la escuela teatral de los que conocía sus simpatías por el bando rebelde.

También fue conciliador el político y periodista Julián Zugazagoitia, quien además puso a salvo durante la guerra a dirigentes falangistas como Ramón Fernández Cuesta y Rafael Sánchez Mazas, lo que no lo libró del fusilamiento.

El poeta bohemio Pedro Luis de Gálvez, que Valle-Inclán inmortalizó en "Luces de bohemia" pidiendo limosna con su hijo muerto en los brazos, también adujo haber salvado a perseguidos, como su amigo el escritor Emilio Carrere, al que mandó a un manicomio para librarlo del fusilamiento, pero en su contra pesaron más sus bravuconadas durante el asedio de Madrid.

Curiosamente, la cárcel de Porlier -por ubicarse en la calle General Díaz Porlier- fue habilitada como tal en el Colegio Calasancio por el Gobierno republicano al principio de la guerra y fue escenario de las dramáticas "sacas" con destino a la matanza de Paracuellos.

Según Aníbal Salazar, entre los retratos más emotivos de la serie están los de Companys, segundo presidente de la Generalitat, que fue apresado en Francia por la Gestapo y enviado a Madrid, y el del dirigente socialista Julián Besteiro, "un retrato ético lleno de aplomo y dignidad ante la fatalidad".

Aparte del valor documental de estas semblanzas, Aníbal Salazar ha valorado "las páginas de espléndida factura literaria" debidas al talento narrativo de Valentín De Pedro.

"Cuando en España estalló la paz" se publica un año después de que, también en España, se rescatara la novela de Valentín de Pedro sobre el asedio de Madrid titulada "La vida por la opinión", que constituía una rareza bibliográfica, ya que de ella sólo se había hecho una edición minúscula en Argentina en 1942.

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