Enrique Ponce, Luis Miguel Vázquez y Carlos Aranda, a hombros en Daimiel

  • Los matadores de toros Enrique Ponce y Luis Miguel Vázquez, y el novillero Carlos Aranda salieron triunfadores del festejo mixto de ocho toros celebrado hoy en la localidad ciudadrealeña de Daimiel, tras cortar dos orejas cada uno.

Daimiel (Ciudad Real), 5 sep.- Los matadores de toros Enrique Ponce y Luis Miguel Vázquez, y el novillero Carlos Aranda salieron triunfadores del festejo mixto de ocho toros celebrado hoy en la localidad ciudadrealeña de Daimiel, tras cortar dos orejas cada uno.

FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros y dos utreros de El Cotillo, de presencia desigual, justos de fuerza y casta, a excepción del primer novillo y cuarto toro.

Enrique Ponce, ovación y dos orejas.

Javier Conde, leves pitos tras aviso y silencio.

Luis Miguel Vázquez, ovación y dos orejas.

El novillero Carlos Aranda, dos orejas y ovación.

La plaza tuvo media entrada.

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Corrida de reencuentro de Luis Miguel Vázquez con la afición de su pueblo después de su poco afortunada actuación del año pasado. El daimieleño tuvo actitud y acierto artístico en sus dos toros, aunque le faltó oponente en la faena a su primero, un toro escurrido de atrás que no tuvo fuelle para embestir con continuidad. Podría haber cortado trofeo de no haber fallado con los aceros.

Su segundo tuvo cierta chispa pero la fuerza muy medida. Ante él Vázquez volvió a estar decidido, firme y encajado, aunque a veces el ajuste no fue lo más notable del trasteo.

También destacó el otro local del cartel, el novillero Carlos Aranda, a quien le correspondió un primer novillo de poco cuajo aunque encastado.

Anduvo vistoso y variado con el capote y con garra en el inicio de faena de muleta de rodillas en los medios. Aranda anduvo resuelto y compuesto, aunque se echó de menos algo más de longitud en sus derechazos. La faena fue de más a menos, si bien en el tramo final volvió a tomar altura con una serie de molinetes encadenados que volvió a meter a los tendidos en la faena.

Fue una lástima que no pudiera redondear tarde debido a la rajada condición del novillo que cerró plaza, aculado en tablas sin que apenas hubiera podido hilvanar tres series.

Enrique Ponce sobresalió en su segundo, un toro con casta al que plantó cara con decisión y encaje en los embroques hasta no dejarle una embestida dentro. Fue una faena instrumentada casi en su totalidad con la mano derecha, matando de un buen espadazo del que salió prendido sin consecuencias.

En el primero de su lote primó el tesón del valenciano, que delante tuvo un oponente que no tuvo clase en sus arrancadas.

Javier Conde hizo como que toreaba a su primero, pero en realidad no fue así. Se lo pasó por allí de manera periférica, dando un mitin postrero con la espada. Lo intentó con algo más de interés en su segundo, pero el de El Cotillo se apagó antes de que la faena pudiera llegar a tomar altura, siquiera relativa.

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