Enrollarse o no enrollarse en el trabajo: esa es la cuestión

  • 'Contraacciones' de Mike Bartlett, que llega mañana al Teatro María Guerrero de Madrid, afronta el tema de las relaciones sentimentales en el puesto de trabajo y del control que las empresas pueden llegar a ejercer en las vidas de sus empleados.
Contraaciones
Contraaciones
lainformacion.com
Alessia Cisternino

Un contrato sólo es un contrato de trabajo. En él se establece un horario, una retribución, una duración y una serie de beneficios. Un móvil, por ejemplo, con el que el empleado puede llamar a quién quiera y durante el tiempo que quiera a cuesta de la empresa o también un préstamo para poder comprar un coche o una casa.

Todo reluce como el oro, si no fuera que ese móvil también sirve para que el empleado pueda recibir llamadas desde la oficina a cualquier hora del día (y de la noche) y que estos préstamos tan generosos para comprar un coche o una casa se devuelven poco a poco a través de puntuales recortes en la nómina del empleado.

No son cosas del otro mundo, esto pasa en casi todas las grandes empresas: al aceptar un trabajo, se aceptan estas y otras condiciones, quizás escritas con letra pequeña, pero no tan pequeña como para que no se sepa lo que se está haciendo. ¿Qué estamos dispuestos a aceptar o a perder por un trabajo?

Oficinas totalitarias

Contraacciones es una pieza teatral del joven dramaturgo inglés Mike Bartlett que mañana se estrena en el Teatro María Guerrero de Madrid - tras una larga gira empezada en septiembre de 2010 - y que hunde el dedo en una herida que aparentemente no duele: el control que las grandes empresas y, por extensión, el sistema productivo capitalista pueden ejercer en la vida de sus empleados.

En la obra, la directora gerente de una gran compañía multinacional espera a su empleada Emma, interpretada por Goizalde Núñez, para mantener una reunión de rutina. Es la primera de las catorce entrevistas que hunden el bisturí y diseccionan la vida de Emma con la única, casi inocua, intención de ir más a fondo en una supuesta relación que mantiene con un compañero de trabajo.

"Todo el mundo quiere tener un puesto de trabajo, aspira a ascender y todo el mundo se enamora" ha explicado ayer a Lainformacion.com Pilar Massa, directora de la obra y directora gerente en el escenario. "Todos los factores humanos que entran en la función son realistas, actuales y normales y muchas veces el público que ha venido a ver la función tenía algo que contarnos".

"Desde la firma de un contrato con cláusulas imposibles que ni siquiera lees porque sólo te fijas en lo que vas a ganar y que sin embargo firmas, hasta cuando presentas el curriculum y tragas con lo que sea, mucha gente nos ha hablado de la represión y de la opresión en las oficinas".

Estas son las reglas. Tomar o dejar.

Y sin embargo estas son las reglas y están bien impresas, negro sobre blanco, en los contratos de trabajo. Tomar o dejar. En Contraaciones, la directora interpretada por Pilar Massa obliga a su empleada a leer en voz alta el párrafo quinto de la página tres del contrato que firmó donde se establece que están prohibidas las relaciones románticas y sexuales entre los empleados. ¿El motivo? "Salvaguardar conductas injustas o discriminatorias".

"No, no me caigo mal" ha afirmado Pilar Massa a propósito de su personaje "porque entendí que mi personaje hace lo que debe hacer. Ella no hace nada mal, está ocupando un puesto de trabajo y seguramente haya pasado por estas entrevistas".

"Ella tiene que hacer lo que realmente cree que tiene que hacer: trabajar y conservar su puesto de trabajo haciendo lo que sabe y puede y en ningún momento pierde los papeles, mientras su empleada se desmorona. He querido que este personaje recordara a una máquina en algún momento de la función y creo que lo he conseguido".

Mostrar comentarios