Erotismo y religión enfrentados en la versión de "Pepita Jiménez" de Calixto

  • Una imponente pared de armarios preside "Pepita Jiménez", el último montaje del director español Calixto Bieito, que ha elegido la ciudad argentina de La Plata para estrenar esta ópera basada en la novela de Juan Valera que se adentra la compleja relación entre erotismo y religión.

Mar Marín

La Plata (Argentina), 30 oct.- Una imponente pared de armarios preside "Pepita Jiménez", el último montaje del director español Calixto Bieito, que ha elegido la ciudad argentina de La Plata para estrenar esta ópera basada en la novela de Juan Valera que se adentra la compleja relación entre erotismo y religión.

Con música del compositor español Isaac Albéniz, la "Pepita Jiménez" de Bieito constituye un repaso crítico a la España de las décadas de los 60 y 70 bajo la personal visión del controvertido realizador español.

"Es un espectáculo muy personal, tiene muchos de mis recuerdos de infancia y de historias que había oído", explica Bieito a Efe.

El texto de Juan Valera, dice el escenógrafo, "me recordaba la primera vez que vi "La tía Tula" en película, que me impresionó mucho, o las películas de Luis Buñuel. Todo ese universo español de los años 60 y 70, de cuando yo era un niño, aparece en el espectáculo".

La obra es una revisión de la ópera que Albéniz estrenó en Praga en 1896, interpretada en inglés, idioma del libreto original de Money-Coutts, y basada en el texto de Valera sobre la historia, ambientada en una aldea de Andalucía, de una joven de 16 años obligada a casarse con un octogenario que, tras enviudar, hereda una fortuna y termina enamorándose de un seminarista.

"Es el enfrentamiento entre el erotismo y la religión, un tema muy presente en España, en San Juan de la Cruz o Santa Teresa, un clásico de la literatura española", continúa el director sobre la trama de la ópera, que se exhibe esta semana en el Teatro Argentino de La Plata.

Una impresionante pared de 9 metros con 28 armarios, que se abren y liberan a los personajes y se cierran para esconderlos y cobijarlos, espejos, flores, crucifijos, calaveras, un coro de niños y hasta un coro de presos políticos desfilan por la "Pepita" de Bieito.

Son elementos que "forman parte de la historia de España" y que "hay que sacar a flote porque normalmente España no debate las cosas sino que las oculta", añade el director de escena, que comenzó su carrera en 1995, con "Il Mondo di la Luna", de Haydn.

Los armarios se convierten en un personaje más de la obra y son el vehículo elegido por el director para "revelar" los acontecimientos. "Es un modo de reflejar a niños abriendo armarios y descubriendo la historia de su país", precisa.

"Como los niños que abren los armarios para encontrar secretos, la apertura de armarios es un tópico de la literatura", explica. "Además, los roperos siempre me han dado mucha impresión, el sobrio oscuro donde no sabes lo que hay dentro. El armario es un elemento que permitía hacer una buena instalación".

Durante dos años, "Pepita" estuvo en la cabeza de Bieito, hasta que empezaron los ensayos, que se prolongaron durante cinco semanas, con la soprano de origen alemán Nicola Beller Carbone (Pepita Jiménez) y el tenor madrileño Enrique Ferrer, que interpreta al seminarista Luis de Vargas.

Calixto Bieito, Premio de Cultura Europeo (2009), viaja esta semana a Londres para presentar su versión "Carmen", estrenada en 1998, y prepara el estreno de "Pepita Jiménez" en España para el próximo mayo.

Es una "ópera española" que "ha sido todo un descubrimiento" y que "acaba bien, con un mensaje de esperanza, donde el erotismo se impone", concluye el director, que en 2010 se ganó al público y a la crítica de Buenos Aires con la presentación de su adaptación de "La vida es sueño", de Calderón de la Barca.

Mostrar comentarios