Ernesto de Hannover siempre será recordado en nuestro país por causar baja en la boda de los Reyes Felipe y Letizia a última hora. El noble dejó sola a su esposa por aquel entonces, la princesa Carolina de Mónaco, en tan importante evento porque "se encontraba indispuesto". Numerosos rumores circularon entonces sobre lo que había ocurrido la noche anterior, en la que los Reyes ofrecieron una cena a sus invitados en la que el jefe de la Casa de Hannover podría haberse pasado de frenada con las consumiciones.
Porque el príncipe Ernesto siempre ha estado pegado a la polémica, ya que su particular forma de vida -muy aficionado a la fiesta y a la diversión- siempre ha distado mucho de la de sus pares aristócratas, mucho más austeros y discretos. Además, tiene un fuerte carácter, del que ha dejado prueba muchas veces ante la prensa. Por ello, su último escándalo solo supone uno más dentro de su historial.
En este caso, se trata de un conflicto familiar, pues Ernesto mantiene una fuerte disputa con su hijo mayor y heredero, Ernesto Augusto Jr. Este acaba de ser padre de su primer hijo con Ekaterina Maklysheva, una noticia que en lugar de ser motivo de alegría ha sido todo lo contrario. El heredero ha decidido no poner el nombre de Ernesto a su primogénito, rompiendo una tradición de la casa de Hannover vigente desde 1845, llamándole simplemente Augusto, el segundo nombre que llevan los varones de la familia.
Este hecho ha soliviantado a su padre, que ha tomado la drástica decisión de no reconocer como heredero al bebé, tal y como ha informado el periódico alemán 'Bunte'. De este modo, las posiciones entre padre e hijo se distancian aún más, ya que llevan enfrentados desde finales del pasado año. Ernesto Jr quería ceder al estado de Hannover el castillo de Marienburg, sede de la familia, porque no podía asumir su reforma y mantenimiento. Esto provocó la ira de su padre, que llegó a amenazarle con acudir a los tribunales, y frenó la venta de un palacio que ha provocado la ruina de sus habitantes y que fue cedido al heredero en 2004 por su padre.
Así, ni los problemas de salud calman al excéntrico Ernesto. El noble tuvo que ser operado en febrero de un tumor en el cuello, pero parece que eso no ha relajado su carácter y está decidido a plantar cara a su hijo. Recordemos que se trata del suegro de la estilosa Sassa de Osma, que está casado con su hijo Christian. La pareja reside en España.
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