Eslava Galán recrea una historia de amor y muerte en el mundo íbero

  • Jaén.- Al escritor Juan Eslava Galán le apasiona el mundo de los íberos porque considera que son unos grandes desconocidos, y a su profundo ensayo sobre este tema suma ahora la novela "El rey Lobo", una historia de amor y muerte en medio de estos poblados guerreros en el Mediterráneo y la España prerromana.

Eslava Galán recrea una historia de amor y muerte en el mundo íbero
Eslava Galán recrea una historia de amor y muerte en el mundo íbero

Jaén.- Al escritor Juan Eslava Galán le apasiona el mundo de los íberos porque considera que son unos grandes desconocidos, y a su profundo ensayo sobre este tema suma ahora la novela "El rey Lobo", una historia de amor y muerte en medio de estos poblados guerreros en el Mediterráneo y la España prerromana.

"Creo que una de las cosas que hemos heredado de los íberos es ese sentimiento cainita que aún tenemos. Esa crítica constante al otro de ser mejores que él; la incapacidad para unirnos, y no solo lo digo por las comunidades autónomas. De eso hablaron los romanos, que los conocían bien, explica a Efe Eslava Galán en medio del yacimiento "Oppidum ibérico" de Puente Tablas, cerca de Jaén, donde sitúa su nueva novela.

"Rey Lobo", que publica Planeta, narra cuando, en el siglo IV a.C., los íberos ocupaban el Levante y el Sur de la Península Ibérica. Cuando habitaban en poblados independientes regidos por aristocracias guerreras dispuestas a entablar guerras vecinales.

De ahí que muchos guerreros pobres se emplearan en guerras de otros países para ganar dinero, como la de los cartagineses y los griegos por dominar Sicilia.

Y es ahí donde coloca Eslava Galán, Premio Planeta en 1987 por "En busca del Unicornio", al "Rey Lobo", (Zumel) una suerte de "Odiseo"íbero que viaja con el alma herida porque a uno de sus idolatrados tutores, jefe de los mercenarios íberos, le han asesinado por reclamar sus pagas, y él aconsejado por un sabio médico griego, en vez de vengarle o morir por él, opta por regresar a su tierra y buscar a la mujer de la que estaba enamorado.

Pero, cuando llega, el poblado ha cambiado: la mujer de la que está enamorado es la concubina del jefe Turrillo, el amigo de su juventud que insiste en contratarlo para aprovechar su experiencia como guerrero. Al final tomará las armas, pero su destino estará marcado por un sabio final.

"A pesar de que hayan transcurrido siglos y siglos el ser humano es el mismo, no cambia. El amor y la muerte son las dos eternas preocupaciones del hombre. La muerte viene y el amor se busca", precisa este escritor, que ha reconstruido minuciosamente en la novela la vida y costumbres de estos pobladores, "de los que sólo sabemos lo que nos han contado los griegos y ahora los arqueólogos", añade este autor.

Apasionado por el mundo de la arqueología desde niño, algo a lo que ha contribuido su nacimiento en Jaén, zona de yacimientos, Juan Eslava Galán en cada una de sus novelas emplea una voz narrativa diferente, y en este caso ha querido que el lector no apreciara todo el trabajo arqueológico que lleva, ya que todos los datos son reales, salvo la ficción de los personajes.

"Es mi obra más trabajada -argumenta-. Le he dedicado ocho años de mi vida, sobre todo para estudiar minuciosamente este periodo, que es una bisagra, el final de una época. He querido mostrar la arqueología sin aburrir y sin que se viera la sombra del autor".

Así, cada objeto, cada lugar, cada acontecimiento existe en realidad, como el poblado de Zubión en las Tablas, las esculturas de Cerrillo Blanco o el monumento funerario de Pozo Moro.

Todo un fondo documental para ambientar una historia en la que la moral, la cultura griega, el viaje, el vino, la cerveza, el aceite, y la barbaridad coexisten también con el mito del Lobo.

Y es que Zumel, para integrarse en el mundo de los adultos, tiene que matar a un lobo, un animal al que los íberos mitifican como animal totémico de hermandades guerreras.

Un libro muy visual como otros títulos de Juan Eslava Galán, como "La Mula", su obra sobre la guerra civil con tintes autobiográficos, que va a ser llevada al cine por Michael Radford, guionista de "El cartero (y Pablo Neruda), con los actores Mario Casas y María Valverde.

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