Estas parejas no encajan ni por exigencias del guión

  • En el cine, como en la vida real, hay parejas que no terminan de encajar. Por carácter, por edad, por apariencia… por decenas de razones. La chispa ficticia (se entiende) no surge y no consiguen transmitir en la pantalla. No tiene porque ser siempre una cuestión de falta de química. A veces, como en el caso de ‘Solo una noche’ –se estrena hoy– es más bien la sensación de que algo falla, que no cuadra.
M. J. Arias

Solo una noche es una historia de una pareja en crisis en la que la infidelidad planea a su alrededor. Tentaciones como Eva Mendes y Guillaume Canet para un matrimonio formado por Sam Worthington y Keira Knightley que, así, a primera vista, no cuadra. Juntos da la sensación de que ella se va a romper al primer abrazo. Su aparente fragilidad física y su sempiterno gesto de estar a punto de echarse a llorar contrastan con la constitución fuerte de él y su gesto duro. Quizá esta falta de compatibilidad fue buscada para propiciar los cuernos.

Pero lo que ocurre con los protagonistas de Solo una noche resulta una nimiedad cuando se compara con los verdaderos problemas de compatibilidad que sufren otras parejas del cine. Donde más suelen notarse estos errores de casting es en las comedias románticas. Después de todo, se trata de un género que se sustenta básicamente en los dos actores principales y lo que sean capaces de transmitir al espectador. Si ellos no encajan, entonces la película falla. Eso es, precisamente, lo que le ha ocurrido a Gerard Butler en tres de sus incursiones en el género romántico.

En Ex-posados compartió cartel con Jennifer Anniston y la cosa no cuajó aunque se habló de que la relación podría haber saltado de la ficción a la realidad. No hubo mucha más química en la estereotipada La cruda realidad con Katherine Heigl. Él estaba en su papel de tipo duro y ella en el de histérica obsesionada con encontrar al príncipe azul. La peor de todas fue la azucarada Posdata: Te quiero. Por suerte, apenas coincidía en pantalla con su compañera de reparto, Hilary Swank. No se entiende el empeño de Butler en hacer este tipo de películas. Su pinta de tipo duro y pasado de vueltas no casa con los momentos más melosos del género. Con suerte alguien pondrá remedio al desatino.

A favor de Butler se puede decir que emparejar a Swank no es tarea fácil. Su cara a cara con Richard Gere en Amelia no salió muy bien parado. Lo de la edad es algo a tener en cuenta. Algunas parejas como la de Sean Connery y Catherine Zeta-Jones en La trampa o el propio Were y Winona Ryder en Otoño en Nueva York tienen su público. Sin embargo, hay otras que no se libran de la quema. Les pasa a Al Pacino y Alicia Witt en 88 minutos. Insalvables. En el mismo problema se encuentra el dúo formado por Shia LaBeouf y Michelle Monaghan en La conspiración del pánico. Se puede aceptar que LaBeouf y Megan Fox sean pareja en Transformers por aquello de que el pardillo acaba ligándose a la guapa, pero de ahí a que case bien con una mujer que podría ser su madre…

Quien peor suerte ha tenido en esto de los emparejamientos últimamente ha sido Christian Bale en sus aventuras como Batman. La calidad de las películas es indiscutible, sobre todo la de la segunda entrega, pero las chicas elegidas no han sido un acierto precisamente. Para Batman Begins eligieron a Katie Holmes, que parece haber detenido su desarrollo interpretativo y físico en la época de Dawson Crece. Aún peor fue el cambiazo que le dieron por Maggie Gyllenhaal en El caballero oscuro. Bruce Wayne, famoso por sus dotes de donjuán, no es capaz de encontrar una compañera a la altura. Quizá funcione mejor en la siguiente de Christopher Nolan.

Que una pareja quede bien en pantalla y encaje no es algo sencillo. No basta con contratar a dos estrellas y ponerlas ahí. Sino que se lo pregunten al director de The Tourist. Su error de casting hizo que la película no hubiese por donde cogerla. Angelina Jolie y Jonnhy Depp estaban en puntos diametralmente opuestos. Algo parecido les pasó a Brad Pitt y Julia Roberts en The Mexican. Otra pareja de estrellas que no brilló cuando se les juntó. Y con ellos Meryl Streep y Pierce Brosnan en Mamma Mia! Claro, que tampoco hacía mucha mejor pareja con sus otros dos pretendientes, Colin Firth y Stellan Skarsgard. También es mala suerte que habiendo tres donde elegir, ninguno fuese el apropiado.

La palma en esto de parejas que no encajan ni por exigencias del guión se la llevan Ewan McGregor y Jim Carrey. Daba hasta grima verlos en la difícil de calificar ¡Philip Morris! Te quiero. Nada tenía que ver su extraña pareja con la que formaron Heath Ledger y Jake Gyllenhaal en Brokeback Mountain.

Le toca el turno al cine español, porque aquí también hay parejas que no casan para dar y tomar. Una de las más recientes es la que formaron Eduardo Noriega y Belén Rueda en El mal ajeno. De hecho, el actor cántabro parece el Gerard Butler español. La química con Penélope Cruz en Abre los ojos tampoco existía. Y no le fue mejor con Marisa Paredes en El espinazo del diablo.

Aunque si hay alguien en España que no parece acertar en esto poner a un actor y a una actriz uno al lado del otra y arrancar un: “¡Qué buena pareja hacen!” es Álex de la Iglesia. Cosa daba ver al trío formado por Carolina Bang, Antonio de la Torre y Carlos Areces en Balada triste de trompeta. Antes también había fallado con Leonor Watling y Elijah Wood en Los crímenes de Oxford. Y habrá que ver cómo resulta el experimento de su próxima película, con Salma Hayek y José Mota como compañeros de reparto. A ella ya le tocó lidiar con Juanjo Puigcorbé en La chispa de la vida. Cosas de De la Iglesia, también. Eso sí, lo suyo no se puede achacar a errores de casting. Le gusta experimentar.

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