Estrella Morente presenta la película rodada por su padre días antes de morir

El teatro Cervantes de Málaga está hoy más revuelto que de costumbre. A diario se ven lágrimas de histeria de las adolescentes al paso de sus ídolos televisivos –Mario Casas, Hugo Silva, El Culebra…– pero la emoción de hoy es verdadera y se lleva por dentro. "Es un día muy complicado. No me gusta mezclar sentimientos con trabajo: la serenidad y la emoción no siempre pueden ir de la mano", ha confesado Estrella Morente ante los periodistas.

Y, desde luego, era notable el esfuerzo de contención que ha hecho al presentar a la prensa la película Morente, un documental-musical sobre su padre, el gran cantaor Enrique Morente, que terminó de rodar tres días antes de ingresar para una intervención quirúrgica en una clínica de la que salió cadáver.

"Sus ganas de vivir, de riesgo, no eran las de una persona que va a morir", ha lamentado la joven estrella del flamenco, acompañada de su marido, el torero Javier Conde. Morente entró el 10 de diciembre pasado en la Clínica de la Luz de Madrid para ser operado de un cáncer de esófago, pero tres días después fallecía a consecuencia de un infarto cerebral. La familia denunció al centro médico por mala praxis y ese proceso, confirman, sigue su curso. Pero pronto dan por cerrada la conversación: "Lo único que pretendemos es que su obra sea de lo que más se hable".

Su hija, que tiene pendiente de publicación un disco producido por su padre, hábilmente propone no hablar de la polémica sino del hombre: "Como artista era un genio y como persona era insuperable. Mi padre era un Picasso", afirma rotundamente.

La película fue proyectada conjuntamente por el propio Morente y el director Emilio Ruiz Barachina, que ha mostrado su emoción por que la cinta se haya estrenado en el Festival de Málaga, en sección oficial fuera de concurso, como era deseo del cantaor.

"Estuvimos rodando hasta el último momento. El miércoles [8 de diciembre] grabamos toda la noche en el museo Reina Sofía frente al Guernica. El jueves fuimos a la estatua del Ángel Caído, en el Retiro. El viernes [el mismo día de su ingreso] revisamos material y dio instrucciones, que hemos seguido. Incluso teníamos sala reservada para unos días después empezar a montar la película", lamenta.

Pero no quieren que la cinta, que se estrena la semana que viene en los cines, sea un homenaje o una biografía. "Simplemente es su último trabajo", insiste antes de añadir que ya tenían en mente otro: una película sobre los cantes de las minas de todo el mundo.

Una 'vaca movie'

La que sí compite por los premios es la producción gallega Crebinsky, una alocada historia sobre dos hermanos huérfanos que viven con su vaca en una casa levantada con los despojos de un naufragio y cuya rutinaria y singular vida se ve alterada por un submarino americano que localiza el cadáver de un soldado nazi detrás del cual llegan también un pequeño escuadró alemán.

La cinta, escrita, producida y dirigida por Enrique Otero, ha costado un triunfo sacarla adelante. Se rodó hace más de dos años y se va a estrenar también la próxima semana, en muy pocas salas y únicamente en versión original (gallego, castellano, inglés, alemán y "en el lenguaje de la vaca"): "Para hacer cine, o tienes pasta o tienes tiempo. En Galicia nos sobra tiempo", bromea Otero.

El reparto está encabezado por Miguel de Lira y Sergio Zearreta –que prácticamente sólo han trabajado en los escenarios gallegos- y cuenta también con Luis Tosar, que incorpora con notable en inglés a un comandante estadounidense.

"Hay muchas referencias en esta película: Kusturica, Delicatessen, Berlanga, el Cuerda de Amanece que no es poco, Chaplin…", apunta Miguel de Lira. "Y las comedias británicas de la Ealing… Ante esta ausencia de género la llamamos degenerada", añade el director. "Es una vaca movie," zanja Sergio Zearreta.

La alocada idea de la cinta parte del cortometraje Los hermanos Crebisnky, que Enrique Otero dirigió en 2002 ya con Manuel de Lira como coprotagonista. Ahora elevada a largometraje, "es un cuento que va más allá de la realidad". "Habla sobre lo mucho que une la sangre y, sobre todo, la vaca, que es la piedra angular de la familia".

Por ahora, junto a los Cinco metros cuadrados de Max Lemcke, es una de las películas mejor recibidas por la prensa. Aunque los jurados siempre son imprevisibles –y si está presidido por Vicente Aranda, más- no sería de extrañar ver su título en algún renglón del palmarés.