Fabrés lleva a Perpiñán la imagen de la pacificación de las favelas de Río

  • Elvira Martínez.

Elvira Martínez.

París, 17 sep.- El proceso de pacificación en Río de Janeiro (Brasil) que lleva a cabo el gobierno regional para reducir la violencia domina el reportaje del español Rafael Fabrés que se expone en el festival de fotoperiodismo Visa pour l'Image, en Perpiñán (sureste de Francia).

Cayó en aquel tema cuando se enteró en 2012 de la invasión de una favela y decidió mudarse durante quince días de Haití, desde donde llevaba dos años informando, a Río de Janeiro y relatar lo que ocurría para la agencia con la que trabajaba entonces.

Aquellas dos semanas le sirvieron para darse cuenta de que el tema daba para mucho más, decidió quedarse más tiempo y terminó pasando hasta nueve meses repartidos en distintos viajes durante 2012, explica Fabrés en una entrevista telefónica a Efe.

"He estado viviendo en otras partes de Río y a veces echas de menos la locura de la favela", asegura el reportero, que, para comprender la situación que se está dando, vivió en la barriada de Vidigal, al sur de la ciudad y cerca de Ipanema.

Este proyecto de reducción de la violencia comenzó en 2008 y tiene como fecha final prevista 2016, pues, aunque no es la primera tentativa gubernamental, sí es la más seria y está enfocada a garantizar la seguridad en los Mundiales de Fútbol (2014) y los Juegos Olímpicos (2016).

Por ello y por los métodos policiales encuentra ciertos detractores: hay quien considera que todo el proceso no es más que un maquillaje y quien piensa que se están dando abusos policiales, como es el caso de Amnistía Internacional, que el agosto pasado exigió que se terminase con ellos.

Fabrés dice no querer juzgar si lo que ocurre es bueno o malo, sino "tratar de ser bastante objetivo y mostrar el proceso de pacificación a través de sus protagonistas", es decir, la policía, los narcotraficantes y los habitantes de las favelas.

Pasó cuatro meses en compañía de los agentes de una Unidad de Policía Pacificadora (UPP), a mitad de camino entre policía normal y militar, "hasta que hubo un tiroteo y pensé que ya tenía material suficiente", cuenta el reportero madrileño, que a partir de ese instante puso en marcha el resto de los contactos.

"En el mundo de los narcos entré a través de un pastor evangelista, porque a esa gente sólo te puedes acercar así o a través de algunas ONG", prosigue Fabrés, que dice haberse encontrado con muchas dificultades que para él "son intrínsecas a este trabajo".

Las imágenes con las que él muestra la "pacificación" distan mucho de los tiroteos y se acercan a la cotidianeidad, pues dice querer alejarse del sensacionalismo y que los enfrentamientos entre policía y narcotraficantes "ya están muy contados".

"Lo que más me ha fascinado es cómo lidian con el día a día, es una vida muy dura pero en su forma de ser también tienen espacio para el humor", asegura.

"La vida de la favela es muy peculiar y extrema -prosigue- puede llegar a ser un tanto surrealista cuando estás en casa de alguien haciéndole una entrevista porque te puedes encontrar animales de todo tipo, discusiones violentas, risas, bailes... todo se vive de un modo bastante extremo."

Esta experiencia que pretende continuar retratando en los próximos tres años es la que se expone doblemente en esta edición de Visa pour l'Image, pues presenta tanto el reportaje fotográfico como su hermano audiovisual.

"Está muy bien poder juntarte con esta familia disfuncional que somos en la profesión, repartidos por todo el mundo", bromea y asegura que la motivación crece tras el festival, un encuentro que considera todo un apoyo para una profesión "un poco de capa caída" a causa de la crisis y de la transición de los medios.

Se muestra optimista ante el futuro del periodismo y del fotoreporterismo, pues para él la profesión no está muriendo sino que "está mutando" y concluye: "El periodismo es un bien necesario que no va a desaparecer, cambiarán los soportes pero las historias se seguirán contando".

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