Fandiño cambia la gloria por una grave cornada en Las Ventas

  • Javier López.

Javier López.

Madrid, 22 may.- El diestro Iván Fandiño, que cortó la única oreja de la Corrida de la Prensa, celebrada hoy en Las Ventas, no tuvo opción de redondear un triunfo mayor al sufrir una grave cornada en las postrimerías de su primera faena.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Parladé, bien presentados y de juego variado. El mejor, el cuarto; el segundo tuvo movilidad pero poca franqueza; flojo y sin raza el primero; orientado el tercero; noble y sin clase el quinto; y a menos el sexto.

Manuel Jesús "El Cid": estocada atravesada y descabello (silencio); estocada tendida y contraria (ovación); y pinchazo y estocada (palmas en la despedida).

Iván Fandiño: pinchazo y estocada (oreja que pasea la cuadrilla en el único que mató).

Daniel Luque: gran estocada (silencio); y pinchazo hondo y dos descabellos (silencio).

En cuadrillas, José Manuel Fernández "Alcalareño" saludó tras banderillear al cuarto.

En la enfermería fue operado Iván Fandiño de "cornada en tercio medio, cara interna del muslo derecho, con una trayectoria ascendente de 25 centímetros que causa destrozos en músculo cuádriceps, contusiona el fémur y alcanza cara externa en tercio superior de este muslo. Contusión de vasos femorales, con rotura de colaterales, y contusión en región dorsal. Pronóstico grave".

Incidencias: la infanta Elena presenció la corrida en una barrera del tendido "1".

La plaza tuvo lleno aparente en tarde soleada y agradable.

-------------------------------

UN HOMBRE PELEADO CON LA SUERTE

Si hay un torero enfrentado con la suerte en Las Ventas es Iván Fandiño. Por "h" o por "b", siempre se queda a las puertas de un triunfo grande, que le sigue siendo esquivo, después de acariciarlo en numerosas ocasiones.

Porque Fandiño es el vivo ejemplo de entrega, capacidad, seguridad, valor... y otras muchas virtudes que le hacen ser uno de los toreros más cotizados en la actualidad, también en Madrid, donde siempre se le ha visto compendiando todas esas cualidades ya sean con toros propicios o con auténticos "barrabases".

Pero unas veces su mala espada, y otras la falta de un oponente dispuesto a la pelea, le han imposibilitado alcanzar la gloria soñada. Hoy, sin embargo, ha sido una cornada la que le ha privado de redondear una tarde que empezaba muy bien para él.

Un "tabaco", como se dice en la jerga, que enmudeció a la parroquia, pues en cuanto cayó al albero ya se sabía que iba herido, sobre todo después de observar que ni la adrenalina del momento ni su propia raza le permitieran quedarse en el ruedo hasta ver rodar al oponente agresor. Fandiño iba "pa'dentro", directo a la enfermería, de donde ya no volvió a salir.

Ese fue el pasaje de la tarde. Ocurrió en el segundo toro, primero de Fandiño, un animal al que dejaron muy crudo en varas, algo crucial para que nunca se entregara en la muleta a pesar de su movilidad, ya que siempre acudió a los envites descompuesto, con una embestida sin ahormar.

Fandiño, que lo saludó con cadenciosas y templadas verónicas en el saludo, mostró su tarjeta de presentación con cuatro estatuarios sin enmendarse, de apabullante quietud. La plaza comenzaba a rugir.

Sobre la derecha se sucedieron varias series muy meritorias al ser capaz de sortear el molesto calamocheo del de Parladé para conseguir ligar los muletazos a base de temple, quietud y mucho aguante, algo que denotaba seguridad, aplomo y raza, mucha raza, por parte de un torero batallador y de un desmedido amor propio.

Al natural, mismo argumento, con el hándicap de que el toro "se metía" más por ese pitón, pero aún así logró Fandiño un par de pases de exquisito trazo.

Y cuando la plaza pasaba del clamor al más sepulcral de los silencio, cornada al canto por tirarse a matar tan entregado y tan de verdad que se le olvidó salir del embroque. La oreja fue de ley,y la cornada, injusto castigo.

El resto de la tarde se sucedió sin más. "El Cid" llevó a cabo una faena tan insistente como imposible al manso y blando primero; con el cuarto, el mejor del envío, anduvo intermitente en una faena que empezó bien, con un par de series sobre la diestra de buena factura, pero que bajó el diapasón en cuanto acortó distancias.

Y en la faena al sexto, que brindó a la cuadrilla de Fandiño en un bonito y emotivo gesto, no pudo mostrar otra cosa que voluntad con un animal parado y remiso.

Luque fue el peor parado, artísticamente hablando, pues ni con el tercero, que desarrolló mucho sentido, ni con el insulso y parado sexto, pudo hacer prácticamente nada.

Mostrar comentarios