Federico García Lorca y Paul Auster, de poetas y trilogías en Nueva York

  • Los homenajes en Nueva York a Federico García Lorca por el 115 aniversario de su nacimiento siguen y hoy, tras el concierto de Patti Smith y una exposición en la Biblioteca Pública, el Poetry Project acogió una lectura de sus poemas con, entre otros, Paul Auster y la mexicana Mónica de la Torre.

Mateo Sancho Cardiel

Nueva York, 10 jun.- Los homenajes en Nueva York a Federico García Lorca por el 115 aniversario de su nacimiento siguen y hoy, tras el concierto de Patti Smith y una exposición en la Biblioteca Pública, el Poetry Project acogió una lectura de sus poemas con, entre otros, Paul Auster y la mexicana Mónica de la Torre.

La Gran Manzana como inspiración o a veces como desesperación fue lo que hiló este acto con la amplia parroquia lorquiana de la ciudad de los rascacielos y, no en vano, el acto tuvo lugar en la iglesia de San Marcos, en el barrio del East Village.

Y es que mientras García Lorca destacó con "Poeta en Nueva York", el escritor de Nueva Jersey Paul Auster saltó a la fama con "La trilogía de Nueva York".

"Cuando estudié en Columbia me emocionaba pensar que en ese mismo campus y en esa misma residencia había vivido Federico García Lorca", explicó Auster, antes de reconocer que, entre toda la obra del español, era ese "Poeta en Nueva York" su libro favorito.

Para rendirle homenaje recitó dos de sus poemas, "Vuelta de paseo" y "La aurora" y hoy hizo suyo aquello de "Asesinado por el cielo / entre las formas que van hacia la sierpe / y las formas que buscan el cristal / dejaré crecer mis cabellos".

Lorca lo escribía al llegar a Nueva York en 1929 para estudiar inglés, con el corazón roto por su relación con el escultor Emilio Aladrén y decepcionado con sus amigos Salvador Dalí y Luis Buñuel, por considerarle un artista incapaz de lanzarse a la modernidad.

Esa modernidad en Nueva York fascinó y aterró al autor de "Yerma" a partes iguales. Fascinado por el jazz pero incapaz de entender Wall Street, la mexicana Mónica de la Torre recordó que "una de las razones por las que se puede amar a Lorca es por su reacción nada convencional ante Nueva York. Quienes consideran que 'Poeta en Nueva York' es una oda a la ciudad se equivocan".

Para demostrarlo, la mexicana se apoyó en "New York (Oficina y denuncia)" con versos que rezan: "Yo denuncio a toda la gente / que ignora la otra mitad / la mitad irredimible / que levanta sus montes de cemento / donde laten los corazones / de los animalitos que se olvidan /y donde caeremos todos / en la ultima fiesta de los taladros".

Pero si la modernidad es, desde luego, sinónimo de vigencia, hoy Lorca se mostró como un poeta del siglo XXI. Otro de los convocados hoy, Rowan Ricardo Phillips, así lo consideró y dijo que "el poder de Federico se demuestra con toda esta gente reunida aquí en un día tan lluvioso como hoy".

Phillips, poeta, ensayista y traductor del catalán al inglés, reconoció antes de leer "Oda a Walt Whitman" que fueron esos versos los que le hicieron querer escribir los suyos propios y se dirigió a la audiencia para decir "abróchense los cinturones" ante el homoerotismo de doble filo del poema.

"Puede el hombre, si quiere / conducir su deseo / por vena de coral o celeste desnudo / Mañana los amores serán rocas y el Tiempo / una brisa que viene dormida por las ramas", leía Phillips.

Esa misma sensualidad fue esta noche descrita por otro poeta, Wayne Koestenbaum, también profesor de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY en sus siglas en inglés), que hablaba de la "electricidad sexual que cruza la obra de Lorca" y de su "destino poético" que convertía cualquier experiencia suya, y en concreto su paso por Nueva York en "drama de alto voltaje".

No en vano, eligió su poema "Paisaje de la multitud que vomita" y leyó: "No es el vómito de los húsares sobre los pechos de la prostituta / ni el vómito del gato que se tragó una rana por descuido / Son los muertos que arañan con sus manos de tierra / las puertas de pedernal donde se pudren nublos y postres".

Aracelis Girmay recitando "Fábuloa y rueda de los tres amigos", Frederic Tuten con "Panorama ciego de Nueva York" y Jon Giorno con "Tu infancia en Menton" y "Muerte" completaron este sentido homenaje a ese "Poeta en Nueva York" que, con solo nueve meses de estancia en la ciudad y aunque nunca aprendiera inglés, enamoró a generaciones enteras de poetas y de amantes del verso.

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