Federico Mompou, el compositor español que consiguió la máxima expresión en una sola nota

  • Su música es sencilla, alejada del artificio y del virtuosismo. El silencio y el intimismo se unen en sus obras con un colorido especial y único. Son sus señas de identidad. El compositor Federico Mompou murió hace 25 años y España se quedó sin la bandera del impresionismo musical español.

Ylenia Álvarez

Colores que se mezclan hasta difuminarse, notas que se alargan hasta resolver en acordes sublimes, íntimos, personales. Impresionismo, culto al silencio, personalidad, todo eso es la música de Federico Mompou, que principalmente escribió composiciones para piano.

Hoy hace 25 años de la muerte de este compositor catalán, una figura trascendental en la música española del siglo XX, pero que quizás quedó oculta para la gran masa española bajo nombres como Albéniz, Falla o Granados. Sin embargo, es inolvidable y especial para cualquier pianista y melómano entregado.

Sus rubatos acentuados por matices, su búsqueda del silencio, su sencillez, su repetición de notas colocada de forma única, la libertad que da al intérprete en sus obras y su forma de calar profundo con cada sonido resumen toda su música, de la que pueden destacarse obras como sus Impresiones Íntimas, su Música Callada, sus Escenas para niños, sus Canciones y Danzas o sus Variaciones sobre un tema de Chopin. Para recordarle puedes escuchar esta lista que lainformacion.com ha elaborado en Spotify bajo el nombre de El colorido de Mompou.

Natural de Barcelona, con padre catalán y con madre de ascendencia francesa comenzó sus estudios de piano en el Liceo barcelonés. Tras escuchar a Gabriel Fauré interpretar uno de sus quintetos sintió la necesidad de ser compositor y más tarde el propio Enrique Granados le firmaría una carta de recomendación para estudiar música en París.

La I y la II Guerra Mundial marcaron sus idas y venidas a París y a Barcelona, pero en todos esos años no abandonó una de sus premisas estéticas principales: "La máxima expresión con los mínimos medios".

Para la pianista Judith Jáuregui"la música de Mompou dice muchísimo". "No es una melodía virtuosa y tempetuosa, sino que con tres notas hace una armonía muy diferente, muy impresionista, muy única y muy íntima que te transporta".

"Mompou es el compositor que más me hace entrar en mi mundo interno y en mi parte más íntima, pero su música en general es exactamente eso. Es algo muy nublado, es decir, tiende un poco a la niebla, al atardecer, tiene un color muy especial, un naranja de esos típicos de esos atardeceres de sol junto al mar, y transmite una paz y una tranquilidad tremenda", confiesa la pianista donostiarra. Para ella "dice muchísimo exactamente con tres notas".

25 años después de su muerte

"Mompou está muy presente 25 años después de su muerte en España y también internacionalmente es muy reconocido. En Inglaterra y en Francia encanta Mompou. Él vivió en París mucho tiempo y es el gran impresionista español. No tiene nada que ver con la música popular, aunque sí que tiene obras catalanas, pero en general no con la idea que tenemos de la música popular como Albéniz o Falla. Mompou es otro mundo", reflexiona.

Entre sus obras, Jaúregui declara que le fascinan Las escenas de niños. "He tocado las Impresiones íntimas, Las variaciones sombre un tema de Chopin... Para Mompou sus ídolos eran Chopin y Debussy, y de la mezcla de los dos nace Mompou", afirma la pianista.

"Intrerpretar sus obras no es complicado técnicamente, pero se necesita cierta madurez. Yo he tocado las Escenas de Niños con 12 años y con 25 y no tiene nada que ver. Hay que tocarlo con un poso", matiza.

Para el pianista Mario Prisuelos"Mompou es una de las figuras más originales, más interesantes y más auténticas de todo el siglo XX".

"Detrás de una sencillez inicial que parece dar su música hay una profundidad o una intensidad únicas. También una capacidad de comunicación totalmente especial", afirma. "Me remito un poco a la voz del silencio que buscó él siempre parafraseando a San Juan de la Cruz. Fue el motivo principal de su búsqueda como intérprete y como compositor", añade Prisuelos.

Entre sus obras, sin embargo, Prisuelos escoge su Música Callada. "Es un monumento para mí total. También las Impresiones Íntimas, que es una obra más de juventud", añade.

El lugar de Mompou

"A mí me da la sensación de que la historia de la música, sobre todo en este país, no ha dado el valor a Mompou que se merece. Es una opinión muy personal, pero es cierto. Quizás en Francia a una figura como Erik Satie le dan una importancia mucho más especial que nosotros le podemos dar a Mompou", reflexiona Mario Prisuelos.

El pianista recuerda una anédota especial del compositor: su abuelo era campanero, "trabajaba o tenía una fábrica de campanas", y "eso Mompou lo vivió de niño muy estrechamente, por eso es curioso ver como a lo largo de toda su obra intenta mostrar algún sonido parecido a lo que pueden ser campanas".

"Como intérprete, yo que he trabajado con gente que le conoció, siempre recuerdan que buscaba al piano un sonido que las recordaba", cierra.

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