Julie Delpy filma un verano francés pero no burgués en "El Skylab"

  • Mateo Sancho Cardiel.

Mateo Sancho Cardiel.

Madrid, 24 jul.- "Aunque el cine no lo suela reflejar, en Francia también hay familias no burguesas que también pasan los veranos en casas de campo", bromea Julie Delpy, actriz y directora de la comedia "El Skylab", un puntual paraíso plural y colorido ambientado en 1979 que se estrena este viernes en España.

Delpy, musa de Kzrysztof Kieslowski en la densidad filosófica de "Blanco", "Azul" y "Rojo" y diosa de la dialéctica romántica en "Antes del amanecer", ha apostado desde que se pasó al otro lado de la cámara por este último camino, el de un cine "como una pompa de jabón" que recoge con delicadeza los pequeños placeres de la vida.

"Me interesa captar momentos y detalles, capturar vida, no grandes situaciones. Y creo que el cine es la mejor manera de hacerlo. Hacer un retrato con cine es multiplicar por cuatro millones las posibilidades de la pintura", explica en una entrevista telefónica con Efe desde Grecia, donde prepara un nuevo proyecto.

En "El Skylab", que ganó el premio especial del jurado en la pasada edición del Festival de San Sebastián, Delpy se ha escrito un personaje inspirado en su propia madre, pero es solo uno de los miembros de un reparto coral que incluye también a Lou Álvarez, Eric Elmosnino, Aure Atika y Noémi Lvovsky, que juegan a los malabares con la emoción y ofrecen un tapiz ingrávido y veraniego de la familia.

"La época que retrato en 'Le Skylab' era una época muy específica en Francia. Acababa de ser elegida la izquierda, había muchos temas calientes... se luchaba, pero desde la conversación, desde la convivencia de ideologías distintas y la posibilidad de convencer al prójimo si los argumentos eran buenos", explica Delpy sobre la que es su cuarta película, tras títulos como "Dos días en París".

En 1979 el satélite que da título a la película amenazaba con colisionar contra La Tierra, pero aunque nunca llegó a suceder la catástrofe, Delpy considera que muchas cosas hermosas, aunque de manera simbólica, vivieron su apocalipsis.

"Es una película sobre el antes de muchas cosas. Antes del sida, de las crisis económicas, del consumismo atroz, de los 'yuppies'. Esa época en la que si alguien no estaba en casa, no se le localizaba por teléfono", resume.

"Y, desde luego, era una época en la que la política tenía poder, no como ahora que las decisiones están en manos de la economía", añade.

Estas son solo interpretaciones a posteriori de un filme que escapa a la reflexión evidente, "que no está conducido por la acción, sino por los personajes" y que captura una juventud sin nostalgia, pues "son recuerdos tan vivos que no parecen lejanos", explica la actriz y directora.

"Cuando eres joven, eres serio pero estás lleno de luz", y porque "el niño que llevamos dentro siempre está ahí, por muchas capas que sedimenten encima", añade.

Así, Delpy arranca el concepto de "familia unida" de las manos de los conservadores para hacerle una oda desde la divergencia y la discusión.

"Mi familia no es conservadora, incluso la gente que hay de derechas, que parece conservadora, tiene un espíritu muy libre. E incluso la gente que parece más amargada no lo está. Es una familia muy francesa, lo que pasa es que no es la que tradicionalmente ha tenido el dinero para hacer películas", insiste.

También reconoce que, pese al retrato no idealizado, sino lleno de pequeñas miserias que hace de su propia familia, Delpy ha sido bien recibida por los que llevan su mismo apellido.

"Algunos se sintieron un poco ofendidos, pero también muy conmovidos. Entendieron que la película no juzga a nadie y que la película contiene muchas cosas inventadas. Creo que los únicos que se han ofendido es que los que no salen", concluye. EFE

msc/mcm

(Recursos de archivo en www.lafototeca.com. Código 5434732 y otros)

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