Mexicana "Workers" plasma en Berlinale la rebelión silenciosa de los sumisos

  • Gemma Casadevall.

Gemma Casadevall.

Berlín, 11 feb.- La película "Workers", del mexicano José Luis Valle, plasmó hoy en la Berlinale la rebelión silenciosa de los trabajadores sumisos que un buen día dicen que no pueden más, desde la realidad de la Tijuana fronteriza, ampliable a otras latitudes.

"Es una rebelión sutil, no expresada en gritos, sino en pequeños gestos, de quienes durante años se esmeraron en hacerlo todo bien y que se ven desposeídos del mínimo reconocimiento", explicó a EFE Valle, nacido en El Salvador y desde hace año y medio "mexicano legalizado".

Ese es el caso de Rafael, servidor fiel durante 30 años de una fábrica de bombillas, que se compra zapatos nuevos para presentarse al patrono en su teórico último día de trabajo y se le recuerda que no tiene los papeles en regla y, por tanto, tampoco acceso al retiro.

También es el caso del colectivo de sirvientes de una tiránica patrona, atada a una silla de ruedas y con respiración asistida, que al morir convierte en heredera universal a la galgo hembra "Princesa", de la que pasan a ser lacayos de por vida.

"Son dos historias paralelas, reflejo de la brutalidad kafkiana, grotesca, que tal vez nos hace reír en el filme, pero que no es graciosa, de un mundo en que la brecha social se extiende, desde el sexto mundo mío a esta Europa que parecía ideal", prosigue.

Se trata del primer largometraje del realizador, incluido en la sección Panorama Special -la segunda sección de la Berlinale- y financiado con la ayuda del World Cinema Fund (WCF), los fondos creados por la Berlinale en 2004 para apoyar a jóvenes talentos.

De esa factoría salieron filmes como "La teta asustada", de la peruana Claudia Llosa, Oso de Oro en 2009, así como "El otro", del argentino Ariel Rotter; "El custodio", de su compatriota Rodrigo Moreno; y "El abrazo partido", de Daniel Burman, todos ellos premiados en ediciones anteriores del festival.

"Workers" es uno de los seis filmes procedentes de América Latina que aspiran al premio ópera prima de la Berlinale, sean de la sección a competición o de las restantes, como es el caso del cubano Carlos Machado Quintela, con "La Piscina".

México está entre las cinematografías latinoamericanas "mimadas" por la Berlinale en los últimos años, después de que en una fase anterior la atención se hubiera centrado, en lo que a ese ámbito se refiere, en Argentina y Brasil.

A esta 63 edición del festival acuden cinco títulos con participación mexicanas, ya que junto a "Workers" está en Panorama la coproducción con Uruguay "Tanta agua", aspirante al premio a la mejor ópera prima, dirigido por Ana Guevara y Leticia Jorge.

En Forum, dedicado al cine experimental, se proyectó "Matar extraños", dirigida por Jacob Secher Schulsinger y Nicolás Pereda y centrada en la revolución mexicana del siglo pasado.

En Cortometrajes, México presenta la coproducción entre Estados Unidos, Ghana y México "Kwaku Ananse", así como el documental de animación "Reality 2.0", dirigido Víctor Orozco.

No como representante del cine mexicano, pero asimismo abundando en la realidad brutal que sacude el país está "Narco Cultura", una película dirigida por el israelí Shaul Schwarz, incluida en Panorama Documentos y centrada en los crímenes de Ciudad Juárez.

"Mi país vive una guerra brutal. Andar por Tijuana es confrontarse con esa realidad monstruosa, con crímenes que no tienen nombre ni estadística. Cuídense los europeos: no dejen crecer entre ustedes el abismo de injusticia social que nosotros no sabemos ya cómo combatir", advierte Valle.

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