Muere Jacques Rivette, uno de los grandes de la Nouvelle Vague

  • El cineasta francés Jacques Rivette, uno de las figuras más destacadas de la Nouvelle Vague, y autor de películas como "Paris nous appartient" (París nos pertenece) o "L'amour fou" (El amor loco), falleció este viernes a los 87 años.

Nacido en Rouen (noroeste) el 1 de marzo de 1928, Jacques Rivette dio sus primeros pasos en el mundo del cine como crítico, al igual que los futuros pilares de la Nueva Ola francesa, François Truffaut, Jean-Luc Godard y Eric Rohmer

Luego realizó unos 20 filmes, entre los cuales también "La belle noiseuse" (La bella mentirosa, 1991).

Autor de obras que podían ser de muy larga duración, como "Out 1", que dura más de 12 horas, Rivette se acercó al cine a través de la crítica cinematográfica, antes de empezar a filmar.

Tras fundar en 1950 la Gazette du cinéma, con Eric Rohmer, Rivette fue crítico en los Cahiers du cinéma, publicación de la que fue redactor jefe de 1963 a 1965.

Tras ser asistente de Jean Renoir en los años 50, dirigió la realización del cortometraje "Le Coup du berger", el cual jugó un papel determinante en la Nouvelle Vague. Así, su éxito llevó a François Truffaut a volverse director de cine y a Claude Chabrol a filmar largometrajes.

Rivette codirigió en 1958 su primer largometraje, "París nos pertenece". En los años 90, dirigió "La bella mentirosa" (1991), a partir de "La obra maestra desconocida" de Balzac, con Michel Piccoli y Emmanuelle Béart.

Para él, los filmes podían ser experimentales. En sus películas muy largas intentaba imponer un ritmo lento, dejando al espectador cierta libertad para descubrir a los personajes. "En esos organismos vivos, uno vive su propia vida, durante dos, tres o cuatro horas", resume un crítico.

Dejaba mucho espacio a los actores y más aún a las actrices, con quienes improvisaba y a quienes filmaba con fineza. Así, filmó en particular con Emmanuelle Béart, Sandrine Bonnaire o Michel Piccoli.

Apasionado por el teatro, Rivette, quien solía trabajar a partir de historias de complot y filmar la deambulación de gente por las calles de París, también podía trabajar sin guión.

En esos casos, daba a los actores el día anterior, o incluso el día de la filmación, un bosquejo de unas 15 páginas a partir del cual los actores tomaban posesión de su personaje. "Nos daba la posibilidad de ser también autores", comentó el actor Sergio Castellito.

El presidente francés François Hollande saludó a "uno de los mayores cineastas" cuya "obra fuera de normas le valió un reconocimiento internacional", mientras que la ministra de Cultura, Fleur Pellerin, estimó que se trataba de la desaparición de "uno de los principales cineastas de lo íntimo y de la impaciencia amorosa".

Era "uno de los más lúcidos, más inventivos y más libres de la Nueva Ola", subrayó el excrítico y expresidente del Festival de cine de Cannes, Gilles Jacob.

"El cine francés pierde a uno de sus directores más libres e inventivos", coincidió la actriz Anna Karina, que actuó en su película "La religieuse" (La religiosa, 1966).

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