La esposa de mulas asume toda la responsabilidad y asegura que el dinero consta en su declaración


Irene Zoe Alameda, esposa del exdirector de la Fundación Ideas, que ayer fue destituida, asume en un correo enviado desde su dirección a Servimedia toda la responsabilidad sobre la creación de un personaje ficticio que escribía artículos para la citada fundación y asegura que los honorarios percibidos constan en su declaración y no en la de Mulas.
"La responsabilidad absoluta del embrollo Amy Martin es mía", asevera el texto, para a continuación afirmar: "Asumo, en cualquier caso, cuantas consecuencias puedan venir sobre mí a causa de mi atrevimiento al haber creado, al modo en que se narra en mi próxima novela, una autora ficticia. Públicamente pido perdón por haber inventado y hecho trabajar a Amy Martin".
Zoe Alameda, separada "sentimentalmente" de Carlos Mulas desde 2009, indica que "respecto a los honorarios percibidos por mí en virtud de los trabajos realizados como Amy Martin a través de mi agencia literaria, aunque están realizados, y constan en mi declaración de la renta (no en la de Carlos Mulas Granados), quedo a disposición de la Fundación Ideas para devolverlos si así lo considera necesario".
En el escrito apunta que quien todavía es su esposo "no tuvo conocimiento de que Amy Martin era un pseudónimo y no una persona real hasta bien entrado el día de ayer 23 de enero" y añade que "llegado inesperadamente a ese momento, se vio destituido e indefenso ante una cascada de ataques a su honor".
Añade que conforme conforme escribía entre 2004 y 2011 una novela que se publicará próximamente "venía gestando el proyecto de poner en práctica lo que se narra en la novela: la existencia de una autora, de la cual sólo se conocen el nombre y las obras, pero de la que no hay rastro, protegida su identidad por su agente literaria".
Dice que en 2009, sabiendo que la Fundación Ideas buscaba colaboradores para la sección Global Observer que publicaran artículos multidisciplinares y originales tanto en inglés como en español, tomó la decisión de ponerse en contacto con la Fundación Ideas y se hizo pasar por Amy Martin para ofrecer sus servicios como autora. El nombre de Amy Martin explicó que lo eligió "por coincidir con el de una conocida de mis años de estudios en Nueva York".
"Amy", agrega, "fue enviando artículos que gustaron y recibió un contrato (en el que el Departamento de Comunicación de Ideas fijó las tarifas) y la petición de que emitiera facturas con IVA, algo imposible para una autora norteamericana. De ahí que mi agente literaria emitiera las facturas de los trabajos que yo estaba publicando con el pseudónimo inventado".
A continuación asevera que a lo largo de los más de dos años en los que colaboró con Ideas, "incluso mantuve conversaciones telefónicas con miembros de la fundación en las que encarné a Amy Martin, y llegué a dotarle de rostro para ilustrar un libro en el cual ella participó de forma activa como analista político y como 'negra' de algunos otros autores".
Concluye pidiendo perdón a Carlos Mulas Granados, "un hombre al que quiero, respeto y admiro, y que en absoluto merece la reprobación de la que está siendo objeto".

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