Folclore para dar a conocer Galicia

  • Lorena Rodríguez de la Torre.

Lorena Rodríguez de la Torre.

Ourense, 19 ene.- Reivindicaba Rosalía en el año 1863 en sus "Cantares gallegos", obra de la que se celebra su sesquicentenario, la necesidad de contar con una fuente de inspiración para dar a conocer las bellezas de Galicia. Un buen exponente es el caso de la música.

Precisamente, con ese espíritu, la agrupación artística Rosalía de Castro, integrada por aficionados y localizada en Madrid, trabaja desde hace décadas, para "dar a conocer" la música y el folclore gallego por todos los rincones de Madrid y otros lugares del resto de España.

La vicepresidenta de tal agrupación y profesora de baile, María Jovita Fernández, quien trabaja en las instalaciones del Centro Gallego en Madrid, en la calle Carretas, se esfuerza por transmitir esa esencia, esa "saudade" gallega, a través de su propio folclore.

Una vocación en la que se "metió" hace 22 años y a la que se han sumado sus dos hijas. "Tenemos por un lado baile regional y después también canto", explica esta docente, natural de Vilamartín de Valdeorras (Ourense), en una entrevista concedida a Efe.

Desde los inicios del Centro Gallego, centenares de personas han pasado por sus instalaciones, desde célebres maestros y directores como Reveriano Soutullo, Germán Lago y Miguel Groba, hasta personalidades políticas y del mundo de la cultura y, por supuesto, un sinfín de alumnos.

Con cierta nostalgia, esta profesora ourensana recuerda la trascendencia del coro de la agrupación: "Fue muy famoso y conocido en su momento". Así, en los años sesenta recibió numerosos reconocimientos.

Pero, prosigue, al igual que ha ocurrido en otros sectores y en otras asociaciones, la agrupación no ha podido dejar de padecer momentos complicados, el último de ellos, la crisis económica, un hecho que se ha notado en el notable descenso de sus actuaciones. "Si antes podíamos actuar una vez al mes, ahora tres veces al año", lamenta.

En algunos casos, los ayuntamientos han dejado de llamarlos debido a la falta de recursos para romerías y fiestas populares, tras el azote de las siempre temidas "vacas flacas".

En este contexto, Jovita acepta con resignación que para muchos esto pueda representar "un artículo de lujo", aunque ella lo continúa defendiendo al ser una "magnífica oportunidad de poder enseñar nuestras raíces a la gente de fuera".

Actualmente, en las clases de esta profesora hay medio centenar de personas de distintas edades, "desde mayores de 60 y 70 años a otros más jóvenes".

En su repertorio, sólo se encuentran temas en gallego de tipo tradicional. Para ello, cuentan con la colaboración de algún gaitero y de alguien que toca la pandereta.

Una de las señas de identidad de esta agrupación es la utilización de trajes regionales gallegos, piezas "elaboradas a mano, con bordados, azabache y pedrería", y "polainas y gorro" en el caso de los hombres, propiedad de cada uno, salvo algunas excepciones.

A pesar de los años que lleva residiendo en la capital, asegura Jovita que con su pareja habla gallego, y ambos viajan a Galicia siempre que pueden. "Allí está mi madre, mi hermano, sobrinos...", enumera y asegura que lo que más la entristece es "el poco contacto con la gente a la que quieres, y con las tradiciones y la gastronomía", algo que hace que sienta esa "morriña tan gallega".

De su vocación, Jovita Fernández destaca, por encima de todo, lo "gratificante" que es. Todos los viernes por la tarde y los domingos se deja caer por el Centro Gallego de Madrid para los ensayos, y en ocasiones organizan una comida.

"Somos una gran familia a la que, además del cariño personal, nos une el amor por la tierra y por las costumbres", concluye. EFE

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