Jacques Olivar se inspira en la melancolía de la América profunda

  • El fotógrafo marroquí busca mujeres elegantes y las sitúa en escenarios solitarios y decadentes, como gasolineras, moteles de carretera o caravanas. Convierte así al espectador en un `voyeur´ de sus fotografías. Sus imágenes nostálgicas se pueden ver en la exposición `Forever Young´ de la galería belga Young Gallery, hasta diciembre.

El fotógrafo Jacques Olivar no conoció a Humphrey Bogart ni a Ingrid Bergman. Sin embargo, está muy influido por la película Casablanca, su ciudad de origen. Olivar nació un año después de que el filme se estrenase, a principios de los años 40. Sus imágenes, solitarias, emulan la estética de una América decadente. Olivar recuerda que el origen de esta fascinación está en su adolescencia, cuando a través de la radio le llegaban las notas de un nuevo tipo de música maravillosa. Era el rock & roll.  

De carácter nómada, el artista marroquí rememora que de niño se escapaba del colegio al sentirse allí como un animal enjaulado. Sus padres siempre lo iban a buscar, hasta que un día faltaron. El destino quiso que murieran prematuramente. Ese acontecimiento, le marcó. Su alma de hombre solitario le acompañaría toda su vida adulta. Su carácter errante, heredado de su madre gitana nacida en Andalucía, le empujó a recorrer el mundo desde muy joven.  

Una de sus primeras paradas fue el cercano Marrakech. Por entonces, Hitchcock rodaba El hombre que sabía demasiado. Olivar quedó fascinado por la producción en Technicolor, los primeros intentos de la industria cinematográfica por dejar atrás el blanco y negro, así como por la estética americana de los años 50. 

Esa paleta de colores prendió el alma creativa de Olivar, que comenzó a realizar imágenes con un sello particular. Sus fotos han protagonizado las portadas de las principales revistas de moda, así como de campañas de grandes marcas como Armani, Victoria's Secret o Hermès. Jacques Olivar sabe captar la melancolía de los espíritus solitarios y sus mujeres provocan la empatía del espectador. 

'Siempre cruzo historias: una mujer elegante, en un bar decadente, de modo que el espectador se convierte en un testigo y en un voyeur al mismo tiempo', explica.  

El segundo elemento diferenciador de su trabajo son sus escenarios, solitarios y decadentes: gasolineras, moteles de carretera, caravanas, son los rincones recónditos donde el fotógrafo ensalza la belleza y el glamour, con una esmerada iluminación y suspense, acompañada de cierta atemporalidad.  

París también fue testigo de las primeras obras de Jacques Olivar. Era el Paris de Federico Lorca, de los escritores Tenesse Williams o John Steinbeck. Y el fotógrafo se rodeó de aquella bohemia francesa. Sus imágenes se inspiraron en todos estos autores. 

'Mi fotografía no sería la misma sin ellos', recuerda el artista con su característica nostalgia. 

Esa nostalgia se refleja en su primer libro Forever Young (Joven para siempre), un recopilatorio de imágenes de mujeres solitarias, con el corazón roto, fruto de las mejores campañas de publicidad realizadas por el autor en los últimos años en Estados Unidos. La exposición homónima se inaugura en la galería belga Young Gallery y podrá visitarse hasta el próximo mes de diciembre.

Mónica Moyano | aviondepapel.tv | Fotos: Jacques Olivar
Mostrar comentarios