Fotos y documentos inéditos ilustran la trayectoria del Pau Casals exiliado

  • Barcelona.- Fotografías y documentos inéditos del célebre violoncelista catalán Pau Casals se reúnen desde hoy en una exposición que pone el acento en su condición de exiliado activo durante el franquismo y su compromiso con la causa democrática.

Fotos y documentos inéditos ilustran la trayectoria del Pau Casals exiliado
Fotos y documentos inéditos ilustran la trayectoria del Pau Casals exiliado

Barcelona.- Fotografías y documentos inéditos del célebre violoncelista catalán Pau Casals se reúnen desde hoy en una exposición que pone el acento en su condición de exiliado activo durante el franquismo y su compromiso con la causa democrática.

La exposición está planteada como un recorrido por el período del exilio de Pau Casals (1939-1973), desde el estallido de la Guerra Civil española hasta el retorno de sus restos mortales en 1979.

Un período que, como ha recordado la conservadora del Museo Pau Casals y comisaria de la exposición, Núria Ballester, en el que el músico "ayudó a los refugiados, mantuvo una posición de lucha constante contra las dictaduras y se implicó en el exilio catalán y en el combate por las causas de la paz y de la libertad".

Según Ballester, entre la documentación inédita destaca la correspondencia de Pau Casals con los refugiados, intelectuales y políticos del exilio, así como las listas con las donaciones económicas que Casals realizó a gran número de refugiados.

Estas listas, la mayoría de ellas manuscritas, muestran a "un Pau Casals solidario, con donaciones que van desde los 100 francos franceses de 1940 a los 3.000 o 10.000 francos".

La documentación proviene básicamente de los archivos de Casals que la viuda del maestro donó recientemente a la Fundación Pau Casals, y se ha complementado con otros archivos y fondos como el Archivo Tarradellas o la Biblioteca de Cataluña, que alberga el fondo del Doctor Trueta, exiliado en Inglaterra y con quien Casals mantuvo un gran amistad.

En la muestra se puede contemplar asimismo documentación de la Hans and Rosaleen Moldenhauer Collection de la Biblioteca del Congreso de Washington, como una carta que Pau Casals escribió a Boaz Piller, director de la Orquesta Sinfónica de Boston.

En esta carta, escrita en 1940 y que nunca había sido publicada ni expuesta, Casals habla de la Maternidad de Elna, de los campos de concentración en el sur de Francia y define el nazismo como "la bestia que está amenazando a todo el mundo".

Una versión más reducida de esta exposición ya se pudo ver en Madrid y Granada y en Puerto Rico, donde se ha exhibido en San Juan y Mayagüez, y a partir de este mes en la ciudad de Ponce.

La comisaria ha subrayado que "el discurso de la exposición no apuesta tanto por mostrar un gran número de datos y documentos, sino por una selección cuidadosa de los elementos más esenciales e importantes, para que el espectador comprenda la experiencia de Casals en el exilio a través de sus testimonios, escritos, reflexiones y discursos de una fuerte carga sentimental".

Al llegar a Prada, en el sur de Francia, Casals inició la organización de ayuda a los refugiados y su habitación del Grand Hotel se convirtió en una oficina desde la que enviaba miles de cartas a personas y organizaciones internacionales para pedir ayuda.

El alud de peticiones individuales era imparable y Casals ayudó y respondió prácticamente a todo el que se lo pedía, según Ballester.

Además de la ayuda individual, colaboró con organizaciones benéficas como la Spanish Refugee Aid (SRA), fundada en EEUU por la anarquista Nancy G. McDonald, para ayudar a los exiliados en el sur de Francia.

Tras el estallido de la II Guerra Mundial y la ocupación alemana de Francia, después de un intento frustrado de ir a América, Pau Casals retornó a Prada, donde estuvo hasta 1957, cuando marchó a Puerto Rico, tierra natal de su madre y donde murió en 1973 a los 96 años.

Al final del conflicto mundial, en junio de 1945, Casals fue invitado a tocar en Inglaterra, donde no lo había hecho desde hacía seis años, y ofreció una gira de conciertos por todo el país con la esperanza de que la democracia volvería a España.

En 1946, decepcionado y desanimado por la actitud de Inglaterra ante el régimen franquista, decidió no volver a tocar en aquel país ni en ninguno de los países aliados.

Desde un exilio consciente, Casals rehizo su vida en Puerto Rico al lado de su discípula, y más tarde esposa, Marta Montañez.

La medalla que el presidente norteamericano John F. Kennedy concedió a Casals y el telegrama de confirmación de la distinción enviado por la Casa Blanca ilustran el reconocimiento que tuvo Casals en la última etapa de su vida.

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