Fundéu BBVA: el "tiquitaca"

  • Afirmar que los sentimientos son mudables y que el amor puede devenir en odio o la animadversión tornarse simpatía tiene más de tópico que de hallazgo, más de lugar común que de excepcional. Sirve, sin embargo, para aceptar con naturalidad la evolución experimentada por nuestro ubicuo "tiquitaca".

David Gallego Barbeyto

Madrid, 21 may.- Afirmar que los sentimientos son mudables y que el amor puede devenir en odio o la animadversión tornarse simpatía tiene más de tópico que de hallazgo, más de lugar común que de excepcional. Sirve, sin embargo, para aceptar con naturalidad la evolución experimentada por nuestro ubicuo "tiquitaca".

En los ochenta lo empleaban entrenadores como José María Maguregui o Javier Clemente para referirse con carga peyorativa a un juego de continuos pases sin profundidad, como de pachanguita de entrenamiento a lo ancho del campo.

Décadas después, el locutor deportivo Andrés Montes lo popularizó para encomiar el juego desplegado por el Barcelona y la selección española, su estilo de pases precisos y continuos que permiten mantener la posesión del balón y generar espacios hasta crear oportunidades de gol.

Ocurre, en fin, que las palabras tienen vida y estas cosas pasan: el amor y el odio, el "tiquitaca" denostado y el "tiquitaca" que enamora.

Lo peliagudo es cambiarle el nombre a la persona amada, escribir hoy "tiquitaca" y mañana "tikitaka", apostar por "tiqui-taca" una jornada y por "tiqui taca" en otra, confundir perfumes.

Aunque los diccionarios no recogen este término, resulta oportuno unificar su grafía, tomar el modelo de casos similares y aplicar criterios coherentes: sucede entonces que la Academia escribe "tictac" cuando funciona como sustantivo, mientras que solo opta por "tic-tac" o "tic, tac" -con guion o coma entre medias- si lo que se desea es realzar la cualidad onomatopéyica, el sonido del reloj, el vibrar del tiempo.

Por tanto, si un equipo lleva la manija del partido y apuesta por este estilo, se recomienda escribir "tiquitaca" en una sola palabra, pues se trata de un sustantivo: "El Barça femenino también practica el tiquitaca" o "El tiquitaca es innegociable". Y sin "kas", porque esta letra, de acuerdo con la Ortografía académica, conserva la fragancia de lo extranjero: "kiosco", "kilómetro", "harakiri"...

Con todo, muy pobre sería el encanto de este estilo futbolístico si solo acertara a inspirar un apelativo, de modo que quien así lo quiera, como todo cansa en demasía, también podrá escribir "fútbol combinativo" o "asociativo", "fútbol de triangulaciones", "fútbol de pase", "de toque"...

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