Gabriel elige "duda de la memoria" al retratar exilio en filme "La pérdida"

  • Madrid.- Afincado desde 1974 en Europa, adonde llegó junto a sus padres cuando apenas era un adolescente, el director de cine argentino Enrique Gabriel (Buenos Aires, 1957) eligió "la duda de la memoria", como él la llama, para recordar el exilio de importantes personalidades de su país en el documental "La pérdida".

Gabriel elige "duda de la memoria" al retratar exilio en filme "La pérdida"
Gabriel elige "duda de la memoria" al retratar exilio en filme "La pérdida"

Madrid.- Afincado desde 1974 en Europa, adonde llegó junto a sus padres cuando apenas era un adolescente, el director de cine argentino Enrique Gabriel (Buenos Aires, 1957) eligió "la duda de la memoria", como él la llama, para recordar el exilio de importantes personalidades de su país en el documental "La pérdida".

"Entre el olvido y la memoria, sabiendo que el olvido te lleva al fracaso y la memoria no te garantiza el éxito, me quedo con la duda de la memoria", declaró Gabriel a Efe con motivo de la presentación en el Festival VivAmérica, este viernes, del documental escrito y dirigido junto al periodista español Javier Angulo.

"Todos los países que viven procesos traumáticos hacen su revisión histórica y es positivo, pero no me consta que sea una garantía de que, gracias a ello, se mejora la sociedad y el ser humano", comentó Gabriel, quien expresó su convencimiento de que "girar la espalda a la memoria" es "una vía directa al fracaso".

"La pérdida", exhibida recientemente en el Festival de Cine de San Sebastián, relata, en palabras de Enrique Gabriel, "lo que supuso el exilio de la inteligencia, de los cerebros que podían haber transformado el país" si no hubieran sido forzados a salir de Argentina por la violencia política.

La actriz y profesora de actores Cristina Rota, los sociólogos Liliana de Riz y Enrique Oteiza, el escritor Osvaldo Bayer, la matemática Cora Sadosky, el abogado Juan Méndez, los biólogos Daniel Goldstein y Marcelino Cereijido, y el médico genetista Víctor Penchaszadeh protagonizan la cinta tras una lista inicial de 150 nombres.

Este proyecto, que conllevó 50 horas de grabación durante cinco años de trabajo, surgió tras la crisis económica y la movilización ciudadana de diciembre de 2001 en Argentina, que Javier Angulo vivió allí y que Enrique Gabriel observó a través de la televisión.

"Estaba cómodamente en mi casa en Madrid, mortificándome, sufriendo solidariamente con el destino trágico de la Argentina y eso me hizo cuestionarme muchas cosas", rememoró con un cierto aire de culpa, que comparte, como expone la cinta, con los exiliados.

Para el realizador argentino, la emigración provoca "un cóctel de sentimientos" como culpa, rabia, despecho, dolor, nostalgia o humillación. "Por un lado es un sentimiento de liberación, 'qué suerte tuve', 'qué bien me fue', pero también el de culpa porque yo me fui y muchísimos no tuvieron esa suerte", afirmó.

Sólo dos de los diez protagonistas del documental se instalaron otra vez en Argentina cuando terminó la última dictadura (1983), lo que, en opinión de Gabriel, "es la parte más contundente y desesperanzante de la película, porque la democracia tampoco es la garantía de que las cosas van a funcionar bien".

"Me gusta subrayar que esta película señala directamente con el dedo también a la democracia", apuntó el director, quien se sintió "la persona más orgullosa del mundo" cuando se procesó a la junta militar, pero "la más abochornada y vergonzosa" cuatro días después con la promulgación de las leyes de obediencia debida y punto final.

Este director, que, además de en España, vivió en París, Londres y Estados Unidos en sus 35 años fuera de Argentina, tiene como proyecto más inmediato el estreno de su película "Vidas pequeñas", rodada hace dos años.

Además, pretende filmar en 2010 una película sobre los inmigrantes colombianos en Madrid, interpretada por actores no profesionales, y en 2011, en Argentina, la película "La Pampa", una adaptación de un cuento del ruso Antón Chéjov.

Y mientras eso ocurre, el responsable de "En la puta calle" (1997) y "Las huellas borradas" (1999) sigue exhibiendo "La pérdida", un trabajo que "sin querer" se ha convertido en una de sus obras más personales.

Concepción M. Moreno

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