Galicia premia el inconformismo de Casal, Lamazares y Molina

  • Santiago de Compostela.- La cantante Luz Casal, el pintor Antón Lamazares y el escritor y ex ministro de Cultura, César Antonio Molina, recibieron hoy el reconocimiento, a través de las Medallas Castelao, a su espíritu inconformista, según destacó en el acto de entrega el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

Santiago de Compostela.- La cantante Luz Casal, el pintor Antón Lamazares y el escritor y ex ministro de Cultura, César Antonio Molina, recibieron hoy el reconocimiento, a través de las Medallas Castelao, a su espíritu inconformista, según destacó en el acto de entrega el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

Las dos medallas restantes recayeron en dos personajes anónimos, la matrona Rosalina Celada y la funcionaria de la Xunta Prudencia Santasmarinas por su labor en el reconocimiento profesional de mariscadoras y rederas.

Finalmente no pudo asistir Luz Casal, representada por el alcalde de Boimorto, José Ignacio Porto, quien leyó unas breves palabras de la cantante en las que, parafraseando el título del último trabajo de César Antonio Molina, "Donde se calma el dolor", justificó su ausencia en el acto celebrado en Santiago de Compostela.

Núñez Feijóo destacó en su discurso que los cinco premiados, como todos los gallegos, "llevan dentro un inconformismo que les hace luchar por ampliar las fronteras de su comunidad", ya que, añadió, "nuestro galleguismo no se resigna al determinismo geográfico, sino que practica un pacífico expansionismo".

Consideró que los premiados "ayudaron a cumplir los sueños insatisfechos" de los gallegos ilustres que descansan en el panteón de San Domingos de Bonaval, de aquellos que "vieron una Galicia pobre y soñaron con bienestar", que "sufrieron una Galicia sometida y la soñaron libre", que "chocaron con luchas fratricidas".

"Hoy podemos afirmar que nuestro país no limita con nada, sino que se extiende sobre todo con hombres y mujeres como los que hoy reconocemos. Ellos hacen que los límites de este pueblo sean afortunadamente imprecisos", remató Núñez Feijóo.

César Antonio Molina centró su intervención en resaltar la "situación privilegiada" de los gallegos, pues disponen de una lengua propia y otra común, el español, que juntas permiten "entendernos perfectamente con 800 millones de hermanos. Debemos se conscientes de este privilegio y saberlo aprovechar", aseveró.

Recordó que a lo largo de su trayectoria profesional "siempre luché por Galicia" y por transmitir y difundir "la inteligencia y la imaginación" de sus conciudadanos, así como su "riqueza cultural y lingüística extraordinarias", motivos todos por los que "somos conocidos y admirados en el mundo".

Pero si de una cosa dijo estar satisfecho es de haber propiciado durante su etapa en el Instituto Cervantes que en la actualidad "desde Sofía a Pekín, desde Nueva York a El Cairo o a Damasco, a cuya biblioteca le puse el nombre de Álvaro Junqueiro, cualquiera puede estudiar el gallego".

Antón Lamazares, en un discurso cargado de simbolismo y de admiración hacia los insignes personajes de Galicia, su naturaleza y sus gentes, agradeció "esta significación preciosísima, esta bendita maravilla" que representan las medallas Castelao.

Prudencia Santasmarinas y Rosalina Celada, a quienes Núñez Feijóo puso como ejemplo de superación de las dificultades y de contribución a una "Galicia de la cooperación", coincidieron en destacar el orgullo que les supone este galardón, que dijeron compartir con sus colegas de profesión.

Celada dijo sentirse "profundamente dichosa como mujer y como matrona de haber estado al lado de la vida", mientras que Santasmarinas subrayó que "si hay un país en el que sus mujeres han trabajado para su desarrollo, ése es Galicia".

Las Medallas Castelao fueron creadas en 1984 para conmemorar el retorno a Galicia de los restos de Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, el 28 de junio de ese año.

El decreto de creación de este galardón indica que la perfección, el simbolismo o la transcendencia de las obras y de la labor de los premiados con este reconocimiento debe ser el fruto de la entrega de una vida, y el reflejo de un trabajo conscientemente realizado con entrega y con fe en la cultura, en la historia y en el ser de un pueblo.

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