Gitai lanza en Venecia una "bomba pacífica" por la convivencia árabe-israelí

  • El realizador israelí Amos Gitai lanzó hoy en Venecia una "bomba pacífica" con "Ana Arabia", un filme que defiende la convivencia de hebreos y árabes con una historia rodada en un solo plano y en tiempo real, con muy buenas intenciones pero un débil resultado.

Alicia García de Francisco

Venecia (Italia), 3 sep.- El realizador israelí Amos Gitai lanzó hoy en Venecia una "bomba pacífica" con "Ana Arabia", un filme que defiende la convivencia de hebreos y árabes con una historia rodada en un solo plano y en tiempo real, con muy buenas intenciones pero un débil resultado.

"Ana Arabia", con la que Gitai compite en la sección oficial de la 70 Mostra de Venecia, es la historia de siete personas que viven en un enclave entre Jaffa y Tel Aviv y que demuestran "cómo las personas pueden coexistir, vivir juntas, cómo una frágil utopía puede sobrevivir", explicó el realizador en rueda de prensa.

"Vivimos en una época en la que Oriente Medio ofrece imágenes violentas" y la idea de este filme es "lanzar una bomba pacífica, teniendo como objetivo el odio, el fanatismo y el exceso religioso".

La película, que se inspira en algunos hechos reales, intenta probar que las personas pueden relacionarse unas con otras pese a que "no todo es paradisíaco" porque, agregó Gitai: "no somos ángeles, somos personas con fragmentos de memoria".

Una joven periodista, Yael, va a visitar un lugar en el que conviven árabes e israelíes partiendo de la historia de una mujer judía que se casó con un árabe y que acaba de morir.

La periodista pasea entre las casas que componen esa comunidad dejando que cada persona le cuente sus historias más personales, un punto de partida más interesante sobre el papel que en las imágenes de la película.

Un solo plano de 81 minutos cuenta la historia, en un intento de no cortar en ningún momento esa relación establecida entre árabes e israelíes.

"Hemos querido usar un solo plano secuencia" para que la forma del filme fuera coherente con su contenido, precisó el realizador.

En una zona en la que han ocurrido brutalidades, el director de "Free zone" quería transmitir un mensaje de paz y de continuidad a través tanto de la forma como del contenido de la película.

Una paz que está continuamente siendo puesta a prueba, lo que aumenta el riesgo de que "todo acabe en una masacre", es un "riesgo posible", reconoció el director, que sin embargo insistió en la necesidad de, en el cine, "simular la otra opción porque debemos mantener en la vida la idea de que es posible esa convivencia".

En una zona en la que "muchos creen en la poder de las ametralladores y del dinero", Gitai quería enseñar que las ideas tienen una gran fuerza y que "la humanidad se sostiene en las ideas".

"Hay que mantener la utopía en la vida incluso en los peores momentos", afirmó convencido, aunque reconoció que hay "demasiados prejuicios y demasiados fanatismos religiosos" que llevan a una "visión demasiado limitada de lo que la sociedad puede hacer".

Y él, como cineasta, considera que es su obligación usar el cine para "instaurar el tiempo, la comprensión, la sensibilidad y las contradicciones" que nos permiten entender el mundo.

"Ana Arabia" cuenta uno de esos escasos lugares en los que la convivencia entre israelíes y palestinos se produce sin problemas desde hace años, desde que gran parte de la población palestina decidiera permanecer en sus hogares tras la guerra de 1948.

En Jaiffa, "la relación entre israelíes y árabes es cotidiana", por lo que la película muestra que "hay posibilidad de amor, de amistad entre gente de grupos diferentes".

"En Oriente Medio está la cuna de la civilización y de las tres grandes religiones monoteístas. Hay que parar las masacres", resaltó Gitai.

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