Glawogger lanza una mirada sin prejuicios al oficio de las prostitutas

  • El director austríaco Michael Glawogger ha conseguido acercarse al oficio de la prostitución y mostrarlo desde una perspectiva sin prejuicios ni cargas ideológicas en el documental "Whores Glory", que participa fuera de concurso en la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de Gijón.

Gijón, 23 nov.- El director austríaco Michael Glawogger ha conseguido acercarse al oficio de la prostitución y mostrarlo desde una perspectiva sin prejuicios ni cargas ideológicas en el documental "Whores Glory", que participa fuera de concurso en la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de Gijón.

El cineasta, que ha sido homenajeado con la programación de una muestra de su obra, ha puesto su cámara en un "ángulo neutro" para rodar el mundo de las prostitutas en Bangladesh, Tailandia y México.

Glawogger ha considerado "peligrosa" la creencia de que "las "putas son las víctimas" y sus clientes "malvados machistas" que deben ser criminalizados por legislaciones restrictivas y se ha posicionado a favor de la legalización de esta actividad.

La película da en cierta forma continuidad a "Workingman's Death", la aproximación que realiza el documentalista al trabajo, que considera la esencia de la condición humana.

El realizador ha dicho que con sus películas sólo busca "mostrar lo que hay en el mundo" e intentar despertar "algún pensamiento" en los espectadores, aunque está convencido de que "el cine no va cambiar la sociedad".

"Yo no soy político, Michael Moore sí lo es", ha asegurado al responder a preguntas sobre las diferencias entre su estilo y el del afamado realizador estadounidense.

"Whores Glory", que ha recibido el premio especial del Jurado Orizzonti en el Festival de Venecia, muestra las distintas formas de relacionarse que tienen las prostitutas con sus clientes en tres sitios distintos del planeta.

En Tailandia los clientes escogen a sus acompañantes entre varias chicas que numeradas como objetos posan en una urna de cristal; en Blangladesh el sistema de castas condiciona hasta el comercio del sexo y en México las prostitutas se exhiben en la calle principal de un pueblo de la frontera con Estados Unidos.

Glawogger ha explicado que introdujo una escena de sexo muy explícito entre una puta y su cliente hacia el final del metraje porque la película "va de sexo y había que mostrarlo".

Opina que el problema de la prostitución no es su existencia, ya que en un mercado capitalista alguien compra sexo y alguien lo vende, sino "la gestión" del proceso, dónde va el dinero y qué pasa con la vida de las personas que están involucradas. EFE

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