González Sainz dice que "la política lingüística en España es totalmente necia"

  • Valladolid.- El narrador y ensayista soriano José Ángel González Sainz ha calificado hoy a la política lingüística que se ejecuta en España como "totalmente necia", pues incurre en "crasos errores interesados" que restan importancia al español, que es la segunda lengua global en el mundo.

González Sainz dice que "la política lingüística en España es totalmente necia"
González Sainz dice que "la política lingüística en España es totalmente necia"

Valladolid.- El narrador y ensayista soriano José Ángel González Sainz ha calificado hoy a la política lingüística que se ejecuta en España como "totalmente necia", pues incurre en "crasos errores interesados" que restan importancia al español, que es la segunda lengua global en el mundo.

En una entrevista concedida a EFE el autor ha incidido en que el español es un elemento económico fundamental cuya aportación al Producto Interior Bruto (PIB) es superior a sectores como la metalurgia y el turismo.

Este escritor, profesor y filólogo ha criticado que el Gobierno español se esté gastando dinero en difundir otras lenguas menores por el mundo que, aunque es totalmente lícito que se hablen en determinados territorios, arrastran una cultura menor que el español.

González Sainz (Soria, 1956) presenta mañana en Valladolid su libro "Ojos que no ven", una tragedia que narra la historia de una familia castellana que emigra a las cuencas industriales del País Vasco durante los últimos años del franquismo, en busca de un entorno que les otorgue más oportunidades, ha explicado.

En este escenario, con ETA y la ideología nacionalista como telón de fondo, la mujer y el hijo del protagonista de la novela, Felipe Díaz Carrión, sucumben al discurso del terrorismo, presente en una sociedad "satisfecha de su propia vileza y abyección moral".

En un relato simbólico, en el que otorga protagonismo al concepto del camino, sobre el que se producen viajes de ida y vuelta y de partida y retorno, González Sainz pretende responder a la pregunta de si los hombres del siglo XXI pueden cometer los mismos errores en los que cayeron los del XX, en el que "se utilizó el nombre de las cosas más hermosas para crear inmensas masacres".

"Ojos que no ven" estriba en la preocupación del autor por los "grandes vértigos" de la humanidad, que han jalonado el siglo XX y que aspiran a repetirse en el actual, como los nacionalismos y los partidos políticos ciegos unos con los otros.

"Se han configurado como modelos, han disfrutado de ventajas, la sociedad civil se ha callado y nos han inducido complejos en nuestras propias regiones", ha reflexionado sobre estas corrientes ideológicas este escritor, ganador del Premio Castilla y León de las Letras en 2005.

En el fondo de la historia se encuentra el afán de J.A. González Sainz por estudiar la condición humana, es decir, por definir al hombre como "camino de conflictos" y de cambios que ha de saber afrontar con "prudencia, fortaleza, justicia, agallas, valentía y sabiduría".

En este sentido, ha lamentado que la modernidad haya configurado "viejos ídolos", situados en un "mercado de supercherías" y cuyo fanatismo se toma, muchas veces, como "atajo fácil" para resolver los problemas que se plantean en la vida del hombre.

Ante este fenómeno, el autor de "Los encuentros", "Volver al mundo" y "Un mundo exasperado" ha apostado por escuchar las voces de los antepasados y no romper con su herencia cultural y lingüística.

"Nosotros, que hemos tenido un lenguaje riquísimo, de repente nos ponemos a escuchar a los torpes de la televisión, a los presentadores que se comen las palabras, que utilizan doscientas palabras", ha deplorado González Sainz, que ha traducido a autores como Ceronetti, Severino, Magris y Del Giudice, y que actualmente reside en la localidad italiana de Trieste.

El novelista ha dudado de que la sociedad sea capaz de asumir "moral, intelectual y sentimentalmente" los "inmensos" cambios que la tecnología está produciendo en la sociedad actual, más en una civilización en la que "los engranajes políticos y de la comunicación se han convertido en grandes maquinarias de manipulación de sentimientos".

Confeso seguidor de la obra de escritores contemporáneos suyos como Antonio Muñoz Molina, Justo Navarro o Félix de Arzúa, ha afirmado tener una relación neurótica con sus relatos, las cuales corrige "mucho", en una labor "de artesano" que lleva a cabo con el manuscrito tras escribirlo.

Ha dejado entrever la posibilidad de que sus novelas aparezcan a partir de ahora menos espaciadas en el tiempo y ha mostrado su convencimiento de que, en un mercado literario en el que abundan los productos destinados a las masas, las obras se abren paso con el tiempo.

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