Gran "Rafaelillo", que se justifica con una vuelta al ruedo ante complicados

  • Madrid.- Una importante actuación del diestro Rafael Rubio "Rafaelillo" le valió una merecida vuelta al ruedo, hoy, en el segundo festejo de la Feria de Otoño de Madrid, en el que los toros de Palha, complicados en su gran mayoría, decepcionaron.

Gran "Rafaelillo", que se justifica con una vuelta al ruedo ante complicados
Gran "Rafaelillo", que se justifica con una vuelta al ruedo ante complicados

Madrid.- Una importante actuación del diestro Rafael Rubio "Rafaelillo" le valió una merecida vuelta al ruedo, hoy, en el segundo festejo de la Feria de Otoño de Madrid, en el que los toros de Palha, complicados en su gran mayoría, decepcionaron.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Palha, bien presentados, con mucha cara y astifinos, mansos y complicados, e incluso algunos con peligro como el primero. Corrida que no "sirvió" para el torero. El cuarto, encastado aunque un punto violento, y el sexto, el de mejor nota en el caballo pero a menos en la muleta, los únicos medio toreables.

Rafael Rubio "Rafaelillo": estocada corta (ovación); y pinchazo y estocada caída (vuelta al ruedo tras petición).

Javier Valverde: pinchazo hondo y descabello (silencio); y pinchazo, estocada y descabello (silencio tras aviso).

Iván Fandiño: buena estocada (ovación); y estocada defectuosa, pinchazo y nueva estocada (silencio).

En cuadrillas, Álvaro Oliver y Pascual Mellinas saludaron tras parear al cuarto. Y buena actuación del picador Rafael Agudo en el sexto.

La plaza tuvo lleno aparente en tarde nublada y ventosa, y con lluvia en el tercer y cuarto toro.

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"PALHAS" CON FACHADA PERO SIN CIMIENTOS

Una de las ganadería que más expectación levanta en los últimos años en Madrid es sin lugar a dudas la portuguesa de Palha. Gusta mucho y sobre todo al sector más torista de la afición, el defensor a ultranza del toro bravo, como debe ser.

Pero la corrida, impecable de presencia (los seis toros sin excepción lucieron dos guadañas por pitones), esta vez no funcionó. El toro encastado y con emoción que se esperaba no fue tal, todo lo contrario, mansos, y lo que es peor, peligrosos. Salvo dos que medio "se dejaron", los otros fueron alimañas en toda regla.

Y ante tal situación, tres toreros de alma guerrera, que si bien no pudieron lucirse mucho en lo artístico, con arrojo, firmeza y disposición, cumplieron el expediente con dignidad.

Sobre todo un gran "Rafaelillo", valiente a más no poder y firme, muy firme, con el encastadito y geniudo cuarto. El murciano instrumentó una emocionante labor, con momentos de cierta intensidad en dos tandas a derechas de muletazos por abajo, anticipándose siempre, aunque eso sí, algunos tropezados.

El mérito fue la serenidad que tuvo "Rafaelillo" en todo momento, sobreponiéndose también a la incomodidad del diluvio que en ese momento caía. Si lo llega a matar bien hubiera cortado una oreja, pero el pinchazo y la mala colocación de la estocada dejó todo en una merecida vuelta al ruedo.

El toro que abrió plaza fue un manso con mucho peligro. Muy reservón, "midiendo" y tirando gañafones a diestro y siniestro, "enterándose" a medida que transcurría la faena y rebañando por los dos pitones. "Rafaelillo" estuvo muy digno con él en un trasteo sobre los pies, que la gente recompensó con una ovación.

También anduvo a buen nivel Iván Fandiño, que tuvo en primer lugar un manso, que esperó mucho en banderillas, y que se paró enseguida en la muleta. La faena transcurrió entre los pitones del "palha", tratando que arrancarle las embestidas a base de exponer y tirar de él desde muy cerca.

Así consiguió Fandiño algún pasaje suelto por el lado derecho de mérito. Pero lo más relevante de su labor fue el esfuerzo que hizo.

El sexto fue el que más lució en el caballo, arrancándose de largo pero sin emplearse del todo. Muy bien aquí el picador Rafael Agudo. Se movió con cierto buen aire el de Palha en los inicios de faena, lo que aprovechó Fandiño para enjaretarle dos tandas por ese lado de buena factura.

Pero el toro, a menos, acabó negándose. Y Fandiño, pese a intentarlo, también se perdió. Para abundar más, falló en la suerte suprema.

Valverde le tocó un lote imposible, con el no tuvo la más mínima opción. Su primero, sin raza y muy a la defensiva, fue toro sin ningún brío, y que además acabaría desarrollando sentido. Valverde estuvo "ahí" en una faena sin fuste alguno.

Y el quinto, violento y con genio, le puso a Valverde varias veces los pitones en el cuello. Mal trago para el torero que no tuvo otra opción que machetearlo y montar la espada.

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