Harry y Meghan cuentan los días para ver la cara a su primer hijo, pues la duques de Sussex está ya a punto de salir de cuentas. Eso sumado a los constantes rumores e informaciones que han estado circulando en las últimas semanas acerca de sus supuestas malas relaciones con el resto de los Windsor han ocasionado un elevado estrés a la pareja que ha decidido desconectar de todo durante unos días y disfrutar de ellos mismos antes de que en su familia sean tres. Por ello, hace unos días tuvieron una especie de segunda 'luna de miel' alojados en un recóndito y lujoso lugar. Un sitio donde por pasar tres noches han pagado 33.000 libras, lo que vienen siendo unos 40.000 euros.
Así lo revela este viernes el 'Daily Mail', que informa en exclusiva del lugar donde Harry y Meghan han disfrutado de este merecido descanso. Se trata del hotel cinco estrellas Heckfield Place, en Hampshire, un lugar rodeado de naturaleza perfecto para desconectar, ya que no hay nada más en kilómetros, solo bosque y animales, ya que el establecimiento tiene su propia granja.
Un lugar perfecto para la pareja, ya que Meghan es amante de la naturaleza y la comida ecológica, una de las especialidades del restaurante del hotel, que antes fue un palacio, de ahí su regia arquitectura, totalmente reformada con todas las comodidades. Según el rotativo británico, la pareja alquiló el apartamento más caro del complejo -de ahí la elevada factura que pagaron por tres noches-, el cual tiene su propio comedor y terraza privada con vistas a la campiña inglesa.
Los duques de Sussex fueron vistos paseando por los jardines y los campos anexos y prefieron comer solos en su habitación lejos de miradas ajenas, por lo que no visitaron los restaurantes del hotel, gestionados por el chef con estrella Michelin y redactor de 'Vogue' Skye Gyngell.
Ya se han mudado a su nuevo hogar
Además, la pareja ya se ha podido 'independizar' de William y Kate. Porque ya están instalados en su nuevo hogar en Frogmore Cottage después de meses de obras para acondicionar la vivienda para la familia. Así, Meghan podrá pasar las últimas semanas de embarazo lejos de las cámaras y los focos de Londres, ya que la nueva residencia se encuentra en Windsor.
De este modo, la 'separación' de los duques de Cambridge ya es real. Primero anunciaron que se marchaban del Palacio de Kensington, después que separarían sus agendas de las de William y Kate para tener sus propios proyectos y actuar de forma independiente y ahora ya por fin tienen su propio hogar, con su personal y su equipo de trabajo. Una libertad que la propia Isabel II ha tenido que frenar, según los tabloides ingleses, ya que Harry y Meghan querían crear una especie de corte ajena a Buckingham.
Y es que las ganas de Meghan de actuar a su manera han quedado más que claras en todo este tiempo. Ha tomado sus propias decisiones, se ha expresado sobre cuestiones como el feminismo, algo que antes hubiera sido impensable en la familia real británica, y ha decidido seguir su propio camino, como rompiendo la tradición de dar a luz en el Hospital St.Mary, donde lo hicieron su cuñada o su suegra Lady Di. Ahora, en su nuevo hogar podrá sentirse verdaderamente en casa y tener más cerca a su madre, Doria Ragland, quien podría mudarse con los Sussex durante los primeros meses de vida del bebé para ayudar a su hija.
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