Helena Pimenta: El teatro clásico vive un momento muy dulce y va a ir a más

  • La directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Helena Pimenta, ha asegurado hoy que el teatro clásico vive "un momento muy dulce que va a ir a más" y se ha mostrado convencida de que aún existe "mucho patrimonio por descubrir".

San Lorenzo del Escorial (Madrid), 15 jul.- La directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Helena Pimenta, ha asegurado hoy que el teatro clásico vive "un momento muy dulce que va a ir a más" y se ha mostrado convencida de que aún existe "mucho patrimonio por descubrir".

Pimenta, durante su participación en el curso "El teatro en los tiempos de crisis", dentro de los cursos de verano de El Escorial, ha señalado que de la "buena salud" del teatro clásico habla el incremento en 70.000 espectadores que se ha producido en los tres últimos años, si bien ha precisado que lo más importante es ver al público "convencido de que va a ver algo que le concierne".

"Acabo de volver del Festival de Almagro, y las calles eran una fiesta, algo que a mí me conmueve", ha señalado la directora de la CNTC, quien se ha mostrado convencida de que el teatro clásico "hace mejores" a las personas, porque contribuye a la reflexión.

En su opinión, el teatro clásico tiene "un camino muy importante por recorrer", y ha señalado que, al abrirse a nuevos actores y directores, el público "esta descubriendo que con el mismo tenemos un patrimonio único; ya lo sabíamos en lo literario, pero escénicamente quizá todavía no se sabía".

También fue preguntada por la polémica surgida después de que el Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música (Inaem) anunciase el pasado mes de mayo que los bailarines, actores y técnicos de sus unidades no percibirán horas extras cuando superen las 60 anuales, siendo compensados con días de descanso.

Pimenta ha señalado que eso obligó a suspender actuaciones ante la imposibilidad de que los técnicos superasen las 60 horas.

No obstante, ha subrayado que los horarios del teatro son "muy diferentes" de los del resto de administraciones públicas, con jornadas de fin de semana, horarios nocturnos y muchos viajes, por lo que ha considerado que necesitarían "un convenio diferente" al resto de administraciones públicas.

Además, ha precisado que actualmente se trabaja en los complementos a esas horas extras, y el conflicto está "en vías de solución" con la colaboración de todos.

En declaraciones a los periodistas, Pimenta ha señalado que el 21 por ciento de IVA cultural fue "un golpe terrible" que llevó a la "desesperación" al teatro privado y a la desaparición de algunas compañías, aunque ha subrayado que el teatro tiene "una capacidad de resistencia extraordinaria".

Ante esa subida, el público "ha respondido mejor" de lo que se esperaba, según la directora, quien se ha mostrado confiada en que el IVA cultural "vuelva a un 4 o un 5 por ciento", ante su convencimiento de que la actividad teatral "es necesaria, no recomendable".

En su opinión, la principal función del teatro clásico es "construir ciudadanía", generando opciones igualitarias entre los creadores y ofreciendo al espectador "excelencia" y "gran variedad", con la intención de que no sea "privilegio de unos pocos".

Para el filósofo y director cultural de la Fundación Juan March, Javier Gomá, actualmente se está produciendo un "renacimiento de la oralidad" como consecuencia de la abundancia de medios como la televisión, la radio e internet, en los que prima la expresión oral sobre la escrita.

Hasta el siglo XVIII, según ha expuesto hoy Gomá durante su conferencia "En vivo y en directo. El teatro como arte público", las manifestaciones artísticas orales fueron la norma, y dentro de éstas el teatro se concebía como la manifestación "del vivo y el directo".

"La oralidad añade gravedad, seriedad y garantías que faltan en la comunicación escrita", ha asegurado hoy el director de la Fundación Juan March, quien ha aseverado que la expresión oral compromete al que la ejerce, porque se asocia "a responsabilidad" y porque implica "instruir y deleitar", dos funciones que cumple el teatro.

Además, también se ha referido al aplauso como "un signo distintivo de la felicidad" y ha señalado que el acto teatral genera "una dicha colectiva, una especie de ebriedad que se traduce en el aplauso".

"Toda la cultura occidental hasta el siglo XVIII ha sido, de alguna manera, ejemplarizante, ha instruido y deleitado al mismo tiempo", ha asegurado Javier Gomá, quien ha recordado cómo eso cambió, y de repente la cultura dejó de ser oral, a partir del siglo XVIII y hasta el XX, para convertirse en una cultura "básicamente literaria".

No obstante, investigaciones recientes apuntan a "un renacimiento de la oralidad" con dos tendencias claras: el universo de la pantalla, "que crea una relación en directo, no en vivo", y un renacer del aplauso.

Para este filósofo, "la virtualidad nunca podrá sustituir la energía que produce el aplauso en vivo y en directo", y ha augurado un "futuro fecundo" para el teatro como "la expresión más pura del vivo y en directo".

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