Hermoso de Mendoza brilla en Zamora al cortar cuatro orejas

  • Pablo Hermoso de Mendoza se convirtió en el gran triunfador de la corrida de rejones de las fiestas de San Pedro en Zamora, donde cortó hoy dos orejas a cada uno de sus astados y el público pidió el rabo del segundo toro, mientras que Joao Moura hijo y Roberto Armendariz cortaron sendos apéndices.

Zamora, 30 jun.- Pablo Hermoso de Mendoza se convirtió en el gran triunfador de la corrida de rejones de las fiestas de San Pedro en Zamora, donde cortó hoy dos orejas a cada uno de sus astados y el público pidió el rabo del segundo toro, mientras que Joao Moura hijo y Roberto Armendariz cortaron sendos apéndices.

FICHA DEL FESTEJO: Toros de La Castilleja, que resultaron nobles y estuvieron a la altura de los rejoneadores.

Pablo Hermoso de Mendoza, dos orejas y dos orejas.

Joao Moura, oreja y silencio.

Roberto Armendariz, silencio y oreja.

Algo menos de tres cuartos de entrada.

Hermoso de mendoza, maestro, encandila en Zamora.

Pablo Hermoso de Mendoza volvió a demostrar hoy en Zamora los motivos por los que está en lo más alto del escalafón del toreo a caballo y lo hizo en una plaza de la que ya salió triunfante en la feria de San Pedro del pasado año.

En su primer astado, el rejoneador navarro encandiló al público con los quiebros entre barreras y mostró su maestría con todo tipo de lidia, lo que le valió la concesión de las dos orejas.

Con la puerta grande asegurada, Hermoso de Mendoza mantuvo la línea con su segundo toro y obsequió al público con banderillas a dos manos y lidia a cuatro tiempos que hicieron las delicias del respetable, hasta el punto de que los aficionados pidieron insistentemente el rabo, finalmente no concedido por la presidencia.

Joao Moura hijo estuvo en su primero cumplidor y voluntarioso al hilvanar una buena faena correcta, si bien no llegó al nivel y la espectacularidad de Pablo Hermoso de Mendoza, por lo que se tuvo que conformar con una oreja tras el acierto con el rejón de muerte.

En el quinto de la tarde, el portugués aflojó y su desatino a la hora de matar hizo que el público ignorara su faena y le castigara sin la puerta grande.

Roberto Armendáriz, que debutaba en Zamora, pasó desapercibido en su primero, al que no llegó a sacar partido y tampoco remató a la primera con el rejón de muerte.

Con el toro que cerró la tarde estuvo más acertado, a lo que contribuyó también un astado más alegre que le permitía llegar más a la cara y galopar a cuatro pistas. Pese al fallo en el primer intento con el rejón de muerte logró una oreja para no irse de vacío de la plaza de Zamora. EFE

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