"Las Navas fue clave para lo que España es hoy", según el autor de "1212"

  • La batalla de las Navas de Tolosa (Jaén), de la que este año se cumple el octavo centenario, fue "clave para lo que España es hoy", según Francisco Rivas, quien ha destacado el hecho "absolutamente épico" del choque que determinó la Reconquista.

Alfredo Valenzuela

Sevilla, 24 nov.- La batalla de las Navas de Tolosa (Jaén), de la que este año se cumple el octavo centenario, fue "clave para lo que España es hoy", según Francisco Rivas, quien ha destacado el hecho "absolutamente épico" del choque que determinó la Reconquista.

"En el propio desarrollo de la batalla, si se visita el lugar en el que se produjo, se ve que también fue algo épico, con los musulmanes situados sobre unos cerros, en una situación defensiva bastante buena, que los cristianos tuvieron que asaltar", explica Francisco Rivas, autor de "1212" (La Esfera), su primera novela que ha publicado con 22 años.

Sobre las consecuencias de la batalla, Rivas señala que "fue definitiva para cerrar la Reconquista y expulsar a los musulmanes" de la Península, una tarea que si posteriormente tardó en culminarse fue "más por falta de ganas de los cristianos que por poder de los musulmanes", quienes tras las Navas vieron "sucumbir el imperio almohade y cómo se disgregaba su poder en el norte de África".

La batalla de las Navas "nos forjó significativamente", en opinión de Rivas, quien ha destacado que su octavo centenario solo haya sido conmemorado localmente, en la provincia de Jaén, en contraposición a la de Trafalgar que fue mucho más recordada, "y eso que perdimos", recuerda.

Sobre el hecho de que los cruzados europeos sólo participaran en el principio de la campaña pero se retiraran antes de la batalla final, cuando todas la fuentes históricas coinciden en señalar que los efectivos musulmanes triplicaron a los cristianos, Rivas señala que "los cristianos peninsulares, después de haber estado tanto tiempo en guerra, eran más misericordiosos".

Los cristianos de la Península "conocían al enemigo, pactaban con más facilidad, acabaron por entenderlo, y sabían que si lo era se debía a que su forma de entender el mundo no es que fuese distinta, sino opuesta, aunque no por eso la campaña era para ellos un mero saqueo", mientras que los europeos "al comprobar que no podían saquear, se van".

Esa oposición entre el Islam y el Cristianismo, según Rivas, no ha variado ocho siglos después, ya que "el mensaje del Cristianismo es el mismo y el del Islam también, con alguna variación, pero el mensaje de ambos, esencialmente, es el mismo; aunque no por eso tienen que llegar a la guerra".

La guerra, hace ocho siglos, recibió calificación de Cruzada por razones "políticas", en respuesta de Inocencio III a la petición de Alfonso VIII de Castilla, para que los reinos cristianos no aprovecharan la campaña contra los almohades para atacarse entre sí.

Pero también fue Cruzada, recuerda Rivas, porque el califa Al-Nasir, conocido como Miramamolin, advirtió de que su intención no era sólo acabar con Castilla sino poner sus caballos y su estandarte a las puertas del Vaticano, con lo que "provocó a Roma, y a toda la Cristiandad".

Sobre la mentalidad de la época, Rivas señala en una nota al término de su novela que si bien hoy puede parecer "salvaje o bárbara" a él le resulta "si no más justa, al menos sí más coherente que la actual".

"Aquellos hombres defendían la guerra y morían en ella. Sin embargo, el mundo contemporáneo, que dice odiar la guerra y trabajar por la paz, ha creado engendros como la bomba atómica, la bomba H, las armas químicas, los campos de exterminio, los kamikazes, los terroristas suicidas y muchas otras cosas poco pacíficas. Y normalmente no mueren los que tienen interés en el conflicto", argumenta.

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