"Historias de Lavapiés", de Ramón Luque, descubre al Willy Toledo insolidario

  • El malagueño Ramón Luque ha sacado adelante su tercer largometraje, "Historias de Lavapiés", gracias al empuje de Willy Toledo, un actor que, sin ser "ni amigo ni conocido", puntualiza el director, se volcado en su "pequeño" proyecto para interpretar a un profesor de lo más insolidario.

Madrid, 15 ene.- El malagueño Ramón Luque ha sacado adelante su tercer largometraje, "Historias de Lavapiés", gracias al empuje de Willy Toledo, un actor que, sin ser "ni amigo ni conocido", puntualiza el director, se volcado en su "pequeño" proyecto para interpretar a un profesor de lo más insolidario.

"He preferido un profesor, pero podía ser cualquiera con inquietudes artísticas o intelectuales; es alguien que tiene un piso en Lavapiés porque está cómodo, porque está en el centro de la ciudad, y no tiene inconveniente en principio en compartir la vidilla del barrio", explica Luque en una entrevista con Efe.

La película, que se estrena este viernes en Madrid y Málaga "de momento", quería ser "un reflejo de la realidad, pero con un apunte de emoción y de esperanza".

"En realidad -dice-, quería hacer un retrato de Lavapiés, pero no lo he conseguido, me he quedado en un bosquejo de historias que tienen como escenario el barrio y estéticamente parece más un piloto de una serie de televisión", se ríe, y explica que es así "sobre todo por la prisa con la que rodamos y los pocos medios".

"Es pequeña, modesta, independiente y digna, creo que cumplimos", se enorgullece el director, autor de las comedias "El proyecto Manhattan" (2006) y "Hollywodd" (2010).

Esta nueva comedia, o tragicomedia costumbrista, apunta, cuenta varias historias que giran alrededor del personaje de Toledo, Ernesto, "un pijo que es un insolidario total".

"Quería un protagonista cascarrabias cuya prioridad fuera pasar de todo y que le dejen en paz, pero el tío ha elegido mal sitio porque en Lavapiés, en la puerta de tu casa, te asaltan las situaciones donde son necesarias la solidaridad y la tolerancia".

Así, Ernesto es el compendio de un montón de actitudes de gente que ha pasado por la vida de Luque, no todos con ideas políticamente correctas, porque "todos somos muy solidarios cuando nos preguntan, pero en el día a día hay que ver quién es tolerante y cómo, es como la libertad de expresión, qué voy a decir -dice el director- cuando acaba de pasar lo de 'Charlie Hebdo'".

Luque es consciente de que el hecho de que Willy Toledo sea el protagonista de su película puede provocar el rechazo de algunas personas a quienes incomodan los comentarios y el posicionamiento social y político del madrileño; "pero uno aspira también a dirigirse a gente que esté más informada y que esté por encima de esos prejuicios, porque no son más que eso", apunta.

"Willy intenta ir más allá, profundizar en ciertos temas, y a veces las cosas que dice molestan, pero (...) eso no me asusta. Sé que puede perjudicar, pero solo puedo agradecer la valentía de este hombre de lanzarse a este proyecto tan pequeño y tan independiente, sin conocerme de nada".

Comenta que el Ministerio de Cultura le concedió hace cinco años una ayuda al guión (que ya han sido eliminadas, explica) que le sirvió para llevar el proyecto de productora en productora, pero solo recibió portazos. "Apareció Willy y se desatascó todo", dice.

Con Toledo llegaron algunos actores como Hiba Abouk, Manu Baqueiro, Ana Fernández o "el actor del año", Javier Gutiérrez ("La isla mínima"), "gente generosa" que aparece en pequeños papeles.

La educación es la clave de la película, explica, y "cómo tratamos a los niños en casa y en la escuela porque ahí está todo". Pero hay más: su asistenta (Lidia Cardona) quiere papeles, su amigo (Rafael Reaño) se echa una novia prostituta (Claudia Coelho) y no soporta al mendigo que duerme en su portal (Ramón García del Pomar).

Pero sobre todo, lo que no aguanta Ernesto, dice su personaje, es que en Lavapiés hay "demasiada realidad", un cómico resumen para tanta vida pequeña y compartida.

Mostrar comentarios