Isabel II sigue ampliando su enorme personal. La soberana, que atesora numerosas viviendas en todo Reino Unido y siempre lleva un gran equipo consigo, está constántemente buscando nuevos profesionales para tener el mejor servicio a su disposición. Así, si hace unos meses buscaba un jardinero, ahora requiere los servicios de un nuevo chef.
Así se anuncia en la página web de Buckingham Palace, donde pone todos los requisitos del puesto y, además, el salario a cambio. En concreto, la Reina pagará a su nuevo cocinero 22.000 libras anuales, unos 24.300 euros. Pero a esto hay que unirle una contribución del 15% a un plan de pensiones privado -algo de lo que gozan todos sus empleados-, la vivienda en Palacio y también la comida, además de 33 días al año de vacaciones.
Eso sí, debe tratarse de un profesional con las mejores cualidades y dispuesto a viajar a las diferentes residencias de la soberana cuando se le necesite. El anuncio señala que el profesional debe saber manejar los alimentos "con los estándares más altos" y preparar menús para diferentes eventos, pues la Reina tiene muchos actos a lo largo del año de diferentes características y con invitados de todas partes del mundo.
"Debe ser un chef ambicioso y cualificado que se una a nuestro equipo de profesionales, además de tener experiencia previa en una cocina de primera o en un entorno donde haya trabajado con un gran volumen de menús", señala Buckingham. Al unirse al equipo de cocina ya formado, la soberana quiere que también tenga dotes de comunicación y que se sepa adaptar al resto de compañeros.
De este modo, el nuevo chef tendrá la posibilidad de trabajar en un entorno donde dará da comer a líderes mundiales y podrá tratar con la realeza y sus costumbres. Por ejemplo, el exchef de la familia real Darren McGrady, que estuvo 15 años al servicio de Isabel II, narró en una entrevista a 'Vanity Fair' que a la Reina le gusta llevar consigo un bocadillo cuando viaja y tomar todos los días en su casa un trozo de pastel de galletas de chocolate, su favorito.
Es tal su amor por ese pastel que incluso lleva suministros cuando viaja, para poder comerla siempre. Eso sí, nunca revela a sus cocineros cuál es su plato favorito, con el objetivo de evitar que se lo repitan una y otra vez. Comportamientos que, una vez más, demuestran que Isabel II es única.
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