Iván Ferreiro: "Empiezo a pensar que las cosas pueden acabar bien"

  • Javier Herrero.

Javier Herrero.

Madrid, 24 sep.- Realmente "debe haber parado de llover en Val Miñor", hogar del cantante y compositor Iván Ferreiro, que en su nuevo disco de estudio canta también que le han vuelto "las ganas de comerse en el mundo" y que, en una entrevista hoy con Efe, ratifica que empieza a pensar "que las cosas pueden acabar bien" para él.

"Val Miñor-Madrid. Historia y cronología del mundo" (Warner Music) es el larguísimo título del que es quizás el disco más luminoso del gallego en sus más de 20 años de trayectoria, glosados en su anterior álbum ("Confesiones de un artista de mierda", 2011), dando comienzo a una nueva fase más optimista.

"Ahora mismo estoy en una etapa muy feliz", reconoce un Ferreiro "enamorado" y con trabajo, que añade que en los discos anteriores ya soltó todos sus "demonios y paranoias". "Llegamos a ponernos muy espesos", reconoce el artista, que compone junto a su hermano Amaro.

En este nuevo álbum, el sexto en solitario del excantante de Los Piratas, ha configurado un universo imaginario y absolutamente personal comprendido entre sus dos hogares ("Me siento de Madrid también", asegura) y compendiado en un libreto que arranca con el primer día que recuerda de su vida.

"(...) Fue el 20 de febrero de 1973. Yo aún no había cumplido tres años y el orden fue el siguiente: primero apareció mi madre, que estaba delante de mí dándome jamón york. Después se creó la cocina y finalmente el mundo. El universo no se crea hasta 1977 y es George Lucas quien lo inventa", relata en la primera entrada de su "enciclopedia", la dedicada a su "Big bang".

En su reconstrucción del mundo se rige por el método cartesiano, esto es, negar todo de partida. "La realidad es lo que percibimos cada uno. Todos sabemos que existe el Océano Pacífico o que La Tierra es redonda, pero lo sabemos porque nos lo han dicho. Yo no me fío de nada de lo que me digan, porque no lo percibo igual y por tanto no lo doy por cierto", afirma.

Los referentes más cercanos del autor (cine, libros, cómic y televisión) se constituyen en los mimbres de ese nuevo mundo, como se hace patente en los lúdicos títulos de las canciones: "Twin Peaks", "Solaris", "Cómo conocí a vuestra madre" y "Chainatown" (por Chaín, su pueblo).

Utilizados con humor, los títulos unas veces orientan sobre el contenido y otras desorientan, como "Resplandor", que alude a la terrorífica película de Stanley Kubrick y en realidad introduce la canción más bella del disco.

En "Alien vs. Predator" se ríe del desvergonzado flirteo de las canciones soul en un "tema juguetón" que, desde su composición, tenía la vista puesta en la mexicana Julieta Venegas como compañera de dúo.

"No es nuestra típica canción, sobre un tío quemado, sino que va de un tipo lleno de energía que conoce a una chica", desvela el músico, que ha disfrutado como un niño elaborando este trabajo, que se acompaña incluso de su propio juego de mesa en la edición "CD Box".

Otro cambio importante es el relevo entre productores, de su "mejor colega", Suso Sáiz, que no desaparece del todo de la ecuación, a Ricky Faulkner, al que le gusta que "todo vaya para arriba".

"Son cosas que se van dando", explica sobre el cambio, máxime cuando el propio Saiz, dice, "estaba deseando que me fuera con otra persona, le sorprendiera y le diera placer a los oídos".

Referencias a Tesla, a Edison y "El bosón de Higgs", el primer corte del disco, descubren una pasión desconocida de Ferreiro.

"Hubiese sido científico de no haber sido músico, aunque malo, porque no me gustaba estudiar", reconoce, antes de comentar que sueña con inventar el teletransporte.

"Estaría muy bien estar tocando en una ciudad, abrir una puerta y estar en mi cuarto de baño", bromea Ferreiro, que el 25 de octubre inaugura su nueva gira en la sala Apolo de Barcelona y un día después recalará en La Riviera de Madrid.

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