Jaime Rosales: "En 'Sueño y Silencio' dejo un hueco para que pueda ser rellenado por el espectador"

  • En 'Sueño y silencio' Oriol y Yolanda viven con sus dos niñas en París. Él es arquitecto y ella es profesora. Durante unas vacaciones en el Delta del Ebro, un accidente transforma sus vidas. Jaime Rosales, su director, crea una obra experimental donde las sensaciones superan a la historia.

El director de cine Jaime Rosales
El director de cine Jaime Rosales
Ylenia Álvarez

Ir al cine y saber o no inicialmente detalles sobre la película que vas a ver en muchos casos puede ser indiferente. Sin embargo, el espectador que decida ir a ver Sueño y silencio, la nueva película del director Jaime Rosales, disfrutará mucho más de ella si conoce bastantes curisidades previas que tienen que ver con el proceso creativo de la misma.

Sueño y silencio cuenta cómo el desastre sacude la vida de una familia perfecta. Oriol y Yolanda viven con sus dos niñas en París. Él es arquitecto y ella es profesora. Durante unas vacaciones en el Delta del Ebro, un accidente transforma sus vidas.

Puras emociones

La idea previa de Jaime Rosales era no contar nada concreto, la película surge simplemente después de haber vivido un proceso de ideas y de emociones durante un largo tiempo y es el resultado de la vinculación de todas ellas. El cineasta reconoce que con ella no ha buscado transmitir·un mensaje concreto en que cada pieza es un elemento que te lleva a un mensaje concluyente, es más "una experiencia emocional".

"Dentro del núcleo esencial de esas emociones está la búsqueda de un lenguaje que tenga que ver con la trascendencia o con la espiritualidad. Para mí las dos están muy conectadas a la vida y también a la muerte y es a través de la muerte que la trascendencia es posible. Así es como empiezo a investigar unas posibles formas cinematográficas de elaboración y también a elaborar una historia que transporte esas emociones, esas ideas, esos contenidos..", cuenta el director.

Con actores naturales sin texto

Para Jaime Rosales hacer una película viene a ser "algo parecido a esculpir algo concreto con mucha precisión y al mismo tiempo algo que sea hueco para que pueda ser rellenado por el espectador". Rodada en blanco y negro, con actores naturales y con la participación del artirsta Pedro Barceló, Sueño y silencio está concebida de una forma experimental.

"Esta película tal vez es la más extrema que he hecho en el sentido de que es la que más he elaborado. También es de la que más versiones he escrito del guión para luego rodar algo que no se parecía nada a este, es la que más material he rodado a pesar de ir a toma única porque he rodado muchas, muchas escenas, y de hecho, casi podría hacer dos películas completamente diferentes con todo lo que he rodado sin repetir un solo plano", afirma contundente el director.

¿Cómo fue la preparación?

Una de las características principales de Sueño y silencio es que Rosales da a los actores protagonistas una historia sin texto propiamente dicho, y éstos se sirven, por tanto, de la improvisación pura y dura. Además al ir a toma única, la idea parece una locura. Sin embargo, consiguen ser creíbles dentro de una atmósfera bien creada.

La preparación del rodaje, según Rosales, fue una especie de colonia durante unas semanas de trabajo que consistió en leer cosas biográficas juntos, o en llevar a cabo dinámicas como que Yolanda llevara a las niñas de compras y luego le enseñaran lo que habían comprado o que Oriol hiciera una cena para todos con Jaime incluido, y que recogieran la comida como lo harían en su casa sin que Rosales dijese nada. "Otro día, por ejemplo, Oriol y Yolanda tenían que al cine y pactar la película entre los dos", señala Rosales.

"Intercambiamos información, planteamos situaciones y experiencias, pero nunca ensayamos una escena y nunca les dije lo que teníamos que hacer. Lo que hice es crear unos mecanismos de confianza para que se sintieran seguros de sí mismos. Luego empezamos a rodar y todo está fatal, pero eso no se lo digo a ellos...", describe el cineasta.

"Otra de las cosas que yo hacía con ellos era que nunca les decía si lo habían hecho bien o mal. Simplemente ellos lo hacían y yo decía: "Muy bien, gracias, siguiente escena"", añade.

La película es el resueltado del azar y de un proceso guiado, una atmósfera, una manera de trabajar, un cierto compromiso con la realidad en la que importanta tanto o más el proceso creativo como el resultado final.

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