James Vincent McMorrow, el artista que puso música a la Navidad de 2014

  • Javier Herrero.

Javier Herrero.

Madrid, 20 dic.- Cuando el próximo lunes comiencen a girar los bombos de la suerte, en la cabeza de muchos españoles resonará un lema y una canción que en 2014, por encima de ninguna otra, ha puesto banda sonora al espíritu navideño, a esa sensación de romper el hielo y la soledad que a veces parece envolvernos.

"Es maravilloso que una de mis canciones haya llegado así a todo un país", dice a Efe al otro lado del teléfono el músico irlandés James Vincent McMorrow, autor de "Glacier", el tema que suena de fondo en la actual campaña televisiva de la lotería de Navidad, la del café a 21 euros y la de que "el mayor premio es compartirlo".

Al escucharlo, resulta inevitable acordarse de James Blake o, sobre todo, de Bon Iver, aunque él no los reconoce como influencias, sino más bien como artistas coetáneos que se parecen musicalmente, porque se han construido sobre los mismos ladrillos, momento en el que cita referentes del "neo-soul", como Prince o D'Angelo.

"Hay como 15 artistas de pop que cantan exactamente lo mismo, pero a nadie le importa. Creo que en nuestro caso las similitudes son más evidentes, porque no hay mucha gente en el mundo que pueda hacer lo que nosotros hacemos, que es muy diferente", afirma McMorrow, que en 2011 publicó su primer disco, "Early in the morning".

Como en el caso de Blake, inició su formación muy joven y de forma autodidacta, echándole horas a una pequeña grabadora de ocho pistas, porque entonces no podía permitirse un ordenador portátil.

"No pensaba en ser un escritor de canciones, sino un productor. Yo era muy tímido y lo que me atraía era la idea de estar detrás, por ejemplo a la batería, al fondo del cuarto de ensayo, nunca como la estrella del 'show'", cuenta.

No obstante, empezó "a cogerle el gusto" a cantar sobre los "loops" de "hip hop" que creaba en la intimidad de su cuarto, en "un proceso gradual" en el que terminó descubriendo lo que costaba crear una canción. "Y así empecé a valorar a gente como Bob Dylan", revela.

Sus canciones, que parten normalmente de una estructura minimalista pero llenas de "detalles", dice subrayando esa palabra, son producto de "mucho tiempo de reflexión y de edición" en el estudio.

"El gran objetivo es alcanzar esa simplicidad, no impresionar a nadie con mis habilidades como productor, sino llevar las canciones a un espacio realmente único y distintivo", defiende.

Para ello, analiza todas las direcciones posibles en las que puede crecer una canción que haya nacido de una simple guitarra acústica, hasta evolucionar en esos constructos entre litúrgicos y futuristas que le caracterizan.

Una premisa fundamental para alcanzar tal resultado consiste en entender "la voz como un instrumento", con el que profundiza en las armonías.

Concede igualmente que, quizás a un nivel inconsciente, esa noción de "aislamiento que te hace sentirse desconectado de cualquier cosa" y que se traduce en una producción con mucho aire está enraizada en el paisaje irlandés que le ha rodeado desde su infancia.

Por ello sorprende aún más el título que escogió para su último álbum, "Post tropical" (2014), un intento notorio de llamar la atención por el contraste con su contenido más dado a la contemplación que a la fiesta.

Cuando McMorrow vuelva a España en febrero para ofrecer un concierto en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid, seguramente serán muchos más los españoles que se habrán acercado a dicho álbum, gracias sobre todo al éxito del anuncio de la lotería navideña.

"Me encanta, es un anuncio bonito y emotivo y estoy muy feliz de haber sido parte del mismo", afirma McMorrow, que opina que la canción se acopla tan bien a su mensaje, porque ambos tratan "sobre la soledad, sobre la idea de estar conectado o desconectado de los demás" y que, al final, se ve que no estamos tan solos. EFE

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