Japón abre paso a los "kireo": jóvenes y guapos en busca de la perfección

  • Cada vez más jóvenes japoneses de entre 20 y 30 años se preocupan por cuidar meticulosamente su imagen y, conocidos como los "kireo", forman una nueva tendencia estética que busca la perfección a través de cremas, tratamientos y mucho estilo.

Javier Picazo Feliú

Tokio, 28 jul.- Cada vez más jóvenes japoneses de entre 20 y 30 años se preocupan por cuidar meticulosamente su imagen y, conocidos como los "kireo", forman una nueva tendencia estética que busca la perfección a través de cremas, tratamientos y mucho estilo.

El "kireo" es el nuevo hombre atractivo, un término que proviene de la palabra "kirei", que se traduce como "bello" o "guapo", para definir a los nuevos jóvenes urbanitas elegantes, de cejas depiladas, cutis perfecto, peinado milimétrico y convenientemente perfumados.

Según datos oficiales, en 2011 los hombres japoneses de hasta 34 años gastaron una media de 11.000 yenes (unos 110 euros o 136 dólares) en productos de belleza, un 33 por ciento más que en 2010, lo que subraya el incremento de su interés por la estética.

La tendencia en Japón ha ido acompañada de todo tipo de productos y nuevos servicios para hombres, desde salones de belleza especializados en la estética masculina, cremas para la cara y el pelo, afeitadoras específicas para el vello del cuerpo y un sinfín de mascarillas reafirmantes.

El "kireo", alejado de la estética uniforme y apagada del hombre tradicional de negocios japonés, considera que la belleza hace a las personas más atractivas e interesantes, aunque su búsqueda es también vista como un intento de reafirmarse en una sociedad golpeada por la soledad y el individualismo.

Un portavoz de la empresa japonesa Shiseido, una de las principales del sector, explicó que en la actualidad un 90 por ciento del mercado de los cosméticos en Japón está dirigido a las mujeres, pero el de productos para hombres es un segmento "con un gran potencial".

La compañía lanzó en el año 2003 en Europa sus primeros productos dirigidos al hombre, principalmente lociones capilares y cremas para después del afeitado, y en 2004 se atrevió a introducirlos en Japón, donde su éxito los hizo crecer a un ritmo de más del 10 por ciento anual.

Pese a que cada vez son más los que los utilizan sin tapujos, el secreto para que la venta de estos productos no resulte embarazosa para algunos hombres es "tratar de colocarlos en la zona de ropa, ya que en la de cosméticos es complicado que entren", reveló el portavoz.

Según un estudio realizado el pasado año entre medio centenar de jóvenes tokiotas por el instituto de belleza Beauty World Soken y difundido por la agencia local Kyodo, el 37 % de los encuestados de entre 25 y 29 años aseguraron sentirse "interesados" en los cuidados y los centros de estética.

De entre ellos, el 18 % admitió mirarse frecuentemente en las ventanillas del metro para comprobar su aspecto, cuya estética es, en muchos casos, como la de los modelos e ídolos de pop japonés, de aspecto aniñado y afeminado.

En el rango de hombres de entre 30 y 34 años el interés por la belleza caía ligeramente hasta el 28 %, mientras que entre los de 45 a 49 años el dato apenas alcanzaba el 17 %.

Para los fabricantes de electrónica y tecnología nipones el fenómeno no ha pasado desapercibido y algunas firmas, como Panasonic, se han lanzado a este mercado después de descubrir que productos como su máquina para el cuero cabelludo, pensado para mujeres, era adquirido en el 30 % de los casos por hombres.

Este año la compañía ha lanzado modelos de utensilios de belleza específicos para hombres, con los que espera aumentar sus ventas en 2012 hasta en 1,5 veces más.

Además, en las pequeñas tiendas 24 horas, conocidas en Japón como 'combini', venden también paquetes pequeños de uso diario con cremas, lociones y toallitas refrescantes para hombres.

Los "kireo" son contemplados en Japón como los nuevos "ikemen", un término acuñado hace más de una década que proviene de la palabra "ikeru" (equivalente a 'cool'), y con la que se definía en Japón a aquella generación que, al estilo de los metrosexuales en occidente, cuidaban con mimo su estudiada imagen.

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