Javier Gomá invita a reflexionar sobre la vida en "Todo a mil"

  • Javier Gomá, filósofo, ensayista y actual director de la Fundación Juan March, resume desde 2010 sus reflexiones filosóficas sobre la vida en mil palabras, en el suplemento cultural "Babelia". Ahora, estos microensayos han quedado reunidos en un libro con el título "Todo a mil".

Carmen Sigüenza

Madrid, 21 mar.- Javier Gomá, filósofo, ensayista y actual director de la Fundación Juan March, resume desde 2010 sus reflexiones filosóficas sobre la vida en mil palabras, en el suplemento cultural "Babelia". Ahora, estos microensayos han quedado reunidos en un libro con el título "Todo a mil".

Un libro, editado por Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, que encierra 33 piezas que Gomá (Bilbao,1965) concibió, explica él mismo a Efe, como un ensayo hecho por entregas, como en el siglo XIX, y en los que "testa" el concepto de filosofía mundana que tanto defiende el pensador en sus libros y con el que pretende hacer llegar las reflexiones más intensas y profundas de forma transparente.

Y un pensamiento que aboga por "salir de las buhardillas y que pase más a los salones", con el objetivo de proporcionar instrumentos y herramientas para tratar temas fundamentales en un momento en el que parece que las brújulas están un poco desorientadas.

"Este es un libro para que la gente reflexione sobre cuál es el futuro del arte, sobre la verdad, la moralidad, la muerte, el terrorismo, la inteligencia y su diferencia con la sabiduría, sobre los beneficios de estar sentado; Europa, el chisme y los rumores, el amor, el sexo, el mito, la huelga general o por qué es más importante ser escritor que ser ministro, entre otras cosas", subraya el autor,

Reflexiones, todas ellas, aderezadas con el sentido del humor y la pasión literaria que caracteriza a este pensador, que quiere que "Todo a mil" vaya dirigido a los estudiantes de bachillerato o a los universitarios de primero o segundo de carrera.

En un libro anterior, "Filosofía mundana", Goma, doctor en Filosofía, abogado y premio Nacional de Ensayo por "Imitación y experiencia", proponía lo que llama el "test de la mundanidad o el del café", que venía a decir que, si un científico, un artista, un novelista o un ensayista que había cultivado una idea no era capaz de trasmitirla o explicarla con emoción en una sobremesa o en un café a un grupo de amigos, es que es no es interesante o, en último término, verdadero.

Y recuerda que Ortega y Gasset pidió al filósofo la cortesía de la claridad. "Si no sabes decirlo con conceptos luminosos, es que no lo sabes".

De ahí que este nuevo libro del pensador siga siendo un exponente de la filosofía "mundana", que busca "introducir blanda y suavemente al lector culto y sensible, pero no especializado, en la almendra de la reflexión filosófica, sus materias y sus usos", sirviéndose para ello de un estilo más literario que técnico.

En "Todo a mil", Gomá ordena sus microensayos de forma cronológica rotando las estaciones del año en que vieron la luz los ensayos.

"Primavera, verano, otoño e invierno, la flor, el sol, una hoja seca, la nieve, y otra vez la flor, la primavera, y con ella la repetición, pero nada es igual, porque quien ha mutado ha sido el hombre. Los temas son permanentes, pero hay un rotar constante que cambia la totalidad del siglo XXI", sostiene el autor de "Ejemplaridad pública".

"Las estaciones rotan en la rueda de la naturaleza -escribe-, los hombres avanzan en el camino de la vida".

En estos microensayos el autor reflexiona sobre los excesos y la mesura en una pieza denominada "Lo quiero todo". También sobre la locución "ganarse la vida", que indica que la vida no es un regalo, o sobre la molesta tendencia a la sinceridad excesiva y el sentido de la responsabilidad en un ensayo irónico con el título de "Yo no he sido".

"Todo a mil" se cierra con el "manifiesto ingenuista mundano", donde Gomá hace un elogio de la cultura, que define como "una dama preñada y con fuertes dolores de parto", ya que, en su opinión, se está gestando un cambio en los fundamentos de nuestra civilización, de unas dimensiones tales que habría que remontarse a la glaciación para observar algo parecido".

Para ello, Gomá reivindica una vez más "pasar de la buhardilla al salón". "La cultura ha de conspirar positivamente en este proceso abandonando su tradicional misantropía y haciéndose apresuradamente mundana", concluye.

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