Javier Ikaz y Jorge Díaz, cada día con más compañeros de pupitre de la EGB

  • Jorge y Javier, que no Jorge Javier, son los artífices de "Yo fui a EGB", el libro más vendido del año, así como del fenómeno de internet del mismo nombre, con más de 75.000 seguidores en Twitter y 800.000 fans en Facebook. Ahora, con muchos más compañeros de pupitre, regresan con nueva "egebemanía".

Irene Dalmases

Barcelona, 14 dic.- Jorge y Javier, que no Jorge Javier, son los artífices de "Yo fui a EGB", el libro más vendido del año, así como del fenómeno de internet del mismo nombre, con más de 75.000 seguidores en Twitter y 800.000 fans en Facebook. Ahora, con muchos más compañeros de pupitre, regresan con nueva "egebemanía".

En una entrevista con Efe, los dos chicos de Bilbao, nacidos en la década de los setenta, consideran que lo que está ocurriendo con la reactivación de una determinada memoria "es algo más que una moda", especialmente, porque lo han enfocado como "un recuerdo sano, volviendo al presente, sin quedarnos en aquel pasado".

A las puertas de la Navidad -tan entrañable en aquellos años-, vuelven a las librerías como los turrones a los ultramarinos sin miedo al dicho de que "segundas partes nunca fueron buenas" y con un volumen con muchas pegatinas, un juego de preguntas y pruebas especiales sobre la época.

Además, todo ello, si se quiere, se puede acompañar de un disco con auténticos himnos infantiles de la época, como "Un globo, dos globos, tres globos" o las sintonías de "Mazinger Z", "David el Gnomo", "Willy Fog" y "Dartacan".

Jorge Díaz apunta que se trata de dos obras que tanto pueden llegar a gente mayor -a los padres de los miembros de su generación- como a sus hijos. "La EGB, en realidad, es la excusa para hablar de los setenta, los ochenta y los noventa", subraya.

Javier Ikaz entiende que con esta iniciativa han hecho "comunidad" y, por sus giras por España, se han dado cuenta de que expresiones que tienen ellos grabados en el córtex cerebral como: "¿Te crees que soy el Banco de España?", "Ya verás cuando lleguemos a casa" o "Cuando tengas mi edad..." tanto se pronunciaban en la parte norte de la península, como en el este o en el sur.

Libro eminentemente visual, no esconden que muchas de las fotografías que incluyen son gracias a sus miles de seguidores, quienes a la mínima petición que les hacen, responden sin vacilar.

Es el caso de lo que ocurrió con una ilustración, con la que se abre la obra, que muestra a un trajeado maestro, frente a una pizarra de conjuntos y letras, con un cigarrillo en la mano.

La imagen se puede incluir en este volumen porque el hijo del citado profesor recogió el guante y pudo prestarles esa significativa imagen, impensable hoy en día, casi como esos tresillos de escay de tres únicos colores, verde botella, granate y marrón, con los que decoran otra página.

Precisamente, en esta segunda parte de "Yo fui a EGB" hay un apartado especial para mobiliario, con una cuartilla que remite a las de una popular multinacional sueca, pero con unas cacerolas, jarras y fuentes que poco tienen que ver con los objetos de la cocina de hoy.

Asimismo, complementan con más páginas relacionadas con el deporte que se practicaba entonces, las "nuevas tecnologías", o las celebraciones, sin olvidar otras cuestiones con las que ya triunfaron como la música, el cine o la televisión.

Tanto Ikaz como Díaz se paran en este punto, puesto que en su incansable viaje al pasado han apreciado que el aparato televisivo en aquel momento se convirtió en "un miembro más de la familia, como lo constatan muchas de las fotografías recibidas".

Preguntados sobre las claves de su éxito, reflexionan que quizá han conectado "con las cosas que no tienen nombre", pero que esa generación ha conocido, "como las cangrejeras que eran el calzado de verano o la gamberrada de borrar letras de las placas de los ascensores, cambiando el 'No se acerquen a la entrada' por 'se acerquen a la entrada' o 'pidan que los niños viajen solos".

Asimismo, no esconden que todavía les han quedado cosas en el tintero -otra expresión que los niños de hoy no conocen- y que, por tanto, hay EGB para rato. Y si no, "busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo".

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