Javier Reverte narra en un libro su viaje por los mares salvajes del Ártico

  • Madrid.- A principios del siglo XX, Roald Amundsen tardó tres años en atravesar el mítico Paso del Noroeste, que une el océano Atlántico con el Pacífico a través del Ártico. En 2008, el deshielo permitió al escritor Javier Reverte recorrer esa zona en tan solo tres semanas, según narra en su nuevo libro de viajes.

Javier Reverte narra en un libro su viaje por los mares salvajes del Ártico
Javier Reverte narra en un libro su viaje por los mares salvajes del Ártico

Madrid.- A principios del siglo XX, Roald Amundsen tardó tres años en atravesar el mítico Paso del Noroeste, que une el océano Atlántico con el Pacífico a través del Ártico. En 2008, el deshielo permitió al escritor Javier Reverte recorrer esa zona en tan solo tres semanas, según narra en su nuevo libro de viajes.

"Esa parte de la Tierra era casi virgen hasta ahora, pero acabará herida como toda la naturaleza", afirmaba hoy Javier Reverte al quejarse, durante la presentación de su libro "En mares salvajes. Un viaje al Ártico", de los efectos que el cambio climático tendrá sobre esa región nórdica, cuyas riquezas se disputan Rusia, Canadá, Estados Unidos, Noruega y Dinamarca.

Detrás de esta nueva obra de Reverte, publicada por Plaza & Janés, está "la epopeya que supuso la conquista del Paso del Noroeste, un mito que aparece en la historia humana en el siglo XVI". Se era consciente del "ahorro de miles de kilómetros" que suponía ese paso para poder alcanzar Asia desde Europa.

Esa epopeya "duró casi cuatro siglos, murió mucha gente y se hundieron muchos barcos", hasta que en 1906 el noruego Amundsen logró atravesar el Paso del Noroeste después de tres años de esfuerzos y "de hielos imprevisibles". Lo suyo "fue más una hazaña de la exploración", porque los barcos no podían viajar con facilidad por esa ruta, señaló el escritor.

En el verano de 2007, ese incansable viajero que es Reverte (Madrid, 1944) leyó en la prensa que el deshielo había abierto por primera vez el Paso del Noroeste "durante un mes y pico" y que habían conseguido pasar varios barcos.

Se puso en marcha y un año más tarde hizo ese viaje en un barco oceanográfico ruso, pionero en esta ruta.

"El pasaje era caro, pero era una inversión", aseguraba este escritor que empleó "trece días en atravesar un paso que el ser humano había tardado cinco siglos en descubrir". En 2009 "volvió a abrirse el Paso del Noroeste aún más, y en 2010, todavía más".

"El deshielo del Ártico es inevitable", comentó el escritor, que habitualmente viaja solo, sin ordenador portátil y "sin móvil", entre otras razones porque no soporta a quienes en mitad del desierto, de la estepa rusa o del Polo Norte se preocupan de la cobertura.

"Me gusta viajar sin cobertura", decía hoy con humor este escritor al que David Trías, editor de Plaza & Janés, considera "el indiscutible maestro de la literatura de viajes española".

Durante su viaje por ese "mundo hostil, inhóspito y desolador" que es el Ártico, Reverte visitó algunos asentamientos humanos de la zona canadiense, donde viven pequeños grupos de "inuit" o esquimales en condiciones de extrema dureza.

Los "inuit", quizá por "la mala conciencia" del Gobierno canadiense, tienen algunos derechos "que no poseen los blancos" en cuestiones de caza y de pesca, y cuentan también con subvenciones económicas.

"El resultado de todo eso es que, como sucede con otras poblaciones indígenas del mundo, los 'inuit' están casi en situación terminal: hay mucha droga, mucho suicidio y, por supuesto, alcoholismo". "Son generaciones que han saltado del medievo a la actualidad en veinte años", comentó el escritor.

En el libro, Reverte profundiza también en las consecuencias que tendrá el cambio climático en esa región del mundo. La apertura del Paso del Noroeste favorecerá el tráfico de barcos y la presencia de "establecimientos militares".

También posibilitará "explotar los recursos naturales que hay en el Ártico, que son inmensos. Se calcula que en esa zona está el 25 por ciento de las reservas de hidrocarburos del mundo", añadió Reverte.

El viaje completo de Reverte por esa región del mundo duró "más de dos meses" y recorrió "entre 8.000 y 10.000 kilómetros" en avión, barco, tren y coche. Aquello "es un mundo hostil" y el relato del escritor parece a veces "el retrato de la nada".

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