Jordi Raventós vierte al catalán el erótico "Carmina Riuipullensia"

  • Barcelona.- El editor Jordi Raventós ha presentado hoy en Barcelona su traducción al catalán del "Carmina Riuipullensia", conocido como Cancionero de Ripoll, una veintena de composiciones en latín de tema erótico y métrica variable, del siglo XII, emparentado con el corpus poético de los "Carmina Burana".

Jordi Raventós vierte al catalán el erótico "Carmina Riuipullensia"
Jordi Raventós vierte al catalán el erótico "Carmina Riuipullensia"

Barcelona.- El editor Jordi Raventós ha presentado hoy en Barcelona su traducción al catalán del "Carmina Riuipullensia", conocido como Cancionero de Ripoll, una veintena de composiciones en latín de tema erótico y métrica variable, del siglo XII, emparentado con el corpus poético de los "Carmina Burana".

Raventós ha explicado en rueda de prensa que, aunque existen otras traducciones de este recopilatorio, considerado como el más importante en latín del patrimonio literario de Cataluña, el suyo es "el más fiel a la métrica original".

Para el catedrático Pere J.Quetglas el cancionero es una "obra maestra" por su originalidad y porque su autor, anónimo, "era alguien que sabía mucho y que versificaba de manera nada ramplona".

Se trata de una veintena de textos de temática lírico-amorosa, donde un hombre enamorado -se supone que un monje del monasterio de Ripoll- loa las virtudes físicas de su enamorada.

Aunque no se pueda aclarar la autoría, Quetglas defiende que su autor, o autores, no podían ser "de ninguna manera" monjes aislados en Ripoll, sino que tenían relación con el mundo exterior, especialmente el ámbito europeo más próximo, donde se usaban este tipo de composiciones literarias, en ocasiones anónimas como los "Carmina Burana", y otras veces de autores conocidos como el Archipoeta de Colonia o Pedro Abelardo.

A diferencia de los "Carmina Burana", que tratan sobre vino, juego y mujeres, en este cancionero las protagonistas son las mujeres.

De los nombres que aparecen en el recopilatorio, el que podría tener una mejor verosimilitud histórica es el de Guiliberga, que se puede relacionar con Ingilberga, la abadesa, al parecer no precisamente casta, del monasterio cercano de Sant Joan de las Abadesas.

Este Cancionero de Ripoll, editado ahora por Adesiara, se caracteriza, además de por su calidad, por contar con una historia curiosa respecto a su conservación y posterior descubrimiento en 1923 por parte del erudito Lluís Nicolau d'Olwer.

Los veinte poemas fueron insertados de forma clandestina en el denominado manuscrito 74 del fondo del monasterio de Ripoll, un glosario en pergamino, en el que nadie se esperaría encontrar composiciones de carácter erótico o amoroso, alguna de ellas, incluso subidas de tono.

Este manuscrito, según ha rememorado hoy Quetglas, fue conservado de forma casi milagrosa gracias al archivero Pròsper de Bofarull, un bibliotecario del Archivo de la Corona de Aragón, que a raíz de la desamortización de 1835 -que supuso la quema del monasterio de Ripoll- retuvo en Barcelona algunos códigos de esta localidad con la excusa de hacer con ellos un inventario.

Gracias a esta acción, el manuscrito fue salvado de la quema, pero tuvieron que pasar otros cien años antes de que Nicolau d'Olwer reparara en los poemas eróticos, aseverara que estaban escritos por un "Anónimo enamorado" y publicara una traducción.

Hubo otras versiones en castellano y no fue hasta 1995 que Ramon Saragatal publicó en Ripoll (Girona) una traducción catalana en verso del cancionero. También existe, del año 2001, una traducción francesa a cargo de Étienne Wolff.

Para el profesor de Literatura Medieval de la Universidad de Barcelona, Anton Maria Espadaler, los poemas son aproximadamente del año 1170 y ha abogado para que el cancionero, con esta nueva traducción, "se revalorice y se coloque en un punto nuclear" del patrimonio literario de Cataluña.

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