Jorge Acuña apuesta por una mujer optimista, alegre y nocturna

  • Carmen Martín.

Carmen Martín.

Madrid, 9 feb.- Con gran dominio del patronaje y de la costura tradicional, el diseñador Jorge Acuña ha presentado hoy en el Museo del Traje una colección alegre, optimista y nocturna, que invita a bailar al son de la música caribeña.

Para Jorge Acuña, el invierno ni es frío ni triste, sino fresco, jovial y alegre, "una estación en la que me he permitido el lujo de incluir colores luminosos y libertad en la siluetas", ha explicado a EFEstilo.

Más que de tendencias y de modas, Acuña entiende de costura y de prendas confeccionadas con primor. "En mi segundo desfile he querido buscar un equilibrio entre la elegancia y la frescura, pero siempre con mucha calidad", ha dicho.

La sensualidad ha estado presente en toda la colección gracias a los talles bajos y cortes a la cadera, unas siluetas que el costurero ha recuperado de los años veinte.

"El eje de la colección la he situado en la cadera, con la intención de dar libertar a la mujer, porque esta colección invita a bailar", ha comentado Acuña, quien ha asegurado que ha creado prendas lúdicas y nocturnas.

Una serie de prendas llenas de color y de luz que el propio diseñador ha querido trasladar desde el alegre Caribe hasta una propuesta Art Decó. "Mi intención ha sido dar luz, e imaginé mis creaciones en una noche a ritmo de calipso".

Este efecto lo ha conseguido gracias a lentejuelas azules y doradas y una paleta cromática elaborada con dulces rosas y atractivos verdes, mostazas, amarillos y azules bebé.

A lo largo del desfile se han visto una serie de vestidos lánguidos, de sensualidad vertical, porque todos ellos esconden un gran trabajo de costura, la firma de Jorge Acuña, que con tan solo 30 años dice con todo aplomo que su taller, inaugurado en 2008, "se mantiene bien, a pesar de la crisis".

Dos horas antes, la firma Nicholas&Atienza, formada por Nicholas Phillipe Maire y Eva Atienza, fue la encargada de inaugurar MFSHOW, la pasarela alternativa de Madrid, con un desfile que mezcla patrones arquitectónicos con detalles japoneses.

Abrió el desfile una serie de vestidos rojos, muy estructurados y pegados al cuerpo. Luego siguió una serie negra, con formas geométricas y cortes de carácter ornamental, algunos inspirados en el "Chrysler Building", de Nueva York.

El diseñador de origen suizo, Nicholas Phillipe, que trabajó en el taller de Juanjo Oliva, se ha encargado de diseñar y coser todas las piezas de principio a fin en esta colección con la que se estrena.

Un trabajo que engloba vistosos vestidos cortos con pinzas, jaretas y pliegues que recuerdan al origami de origen nipón, así como trajes de chaqueta aderezados con borlas y pasamanería con ADN español.

También se han visto pantalones, eso sí muy ceñidos y tobilleros, que el diseñador ha conjuntado en unas ocasiones con blusas con reminiscencias decimonónicas y otras con chaquetas tipo levita.

Para el diseñador, la pieza central de la colección en un vestido largo con cola, con cuello mao en tono gris claro y adornado con vistosas piedras de azabache y coquetos lazos negros.

La mayoría de las propuestas, envueltas en la elegante atmósfera de los años cincuenta, se adornaron con vistosos y llamativos tocados elaborados por la firma sevillana Tolentino.

Cerró el desfile un vestido de novia asimétrico con una sola manga y abotonado en la parte delantera, una divertida manera de lucir dos modelos en uno.

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