José Andrés: "Si Javier Bardem fuera un plato sería un cocido madrileño"

  • Aún no tiene una estrella en el paseo de la fama, pero su talento entre los fogones ya le ha llevado a ganarse un sitio privilegiado entre las luminarias de Hollywood. José Andrés, el cocinero español más mediático, ha convertido su restaurante Bazaar en el lugar preferido de muchas de las grandes figuras del cine, la música y el deporte.
Roberto Arnaz / Los Ángeles

Gran defensor de lo español, e íntimo amigo de Pau Gasol y Antonio Banderas, el cocinero José Andrés se ha convertido en la cara más famosa de nuestra gastronomía en Estados Unidos. A pocos días de la 83 edición de los premios de la Academia de cine de Hollywood, el chef asturiano cuenta a LaInformacion.com como ha cambiado su vida el desembarco en la Meca del cine.

Desde que abriste Bazaar en Los Ángeles te has ganado el apodo de 'el cocinero de las estrellas', ¿te gusta?

Bueno, no me disgusta. Los Ángeles es una ciudad rara, porque aquí lo único que hay son estrellas y es la gente que viene al restaurante. El otro día estuvo aquí Owen Wilson con su hijo de dos meses. Al poco de marcharse, me envió una foto en la que me ponía "la primera comida de mi hijo". Me hizo mucha ilusión que la primera experiencia gastronómica del niño fuera en mi restaurante. Además, él me cae muy bien, es un tipo muy divertido.

¿Está entre los clientes habituales?

Sí, además también pasan por aquí a menudo Adrien Brody, Salma Hayek, Demi Moore y su marido, Ashton Kutcher. En algunas ocasiones vienen grupos de raperos que no conozco. Es muy divertido tenerles comiendo en Bazaar. Jamás imaginé ver a un grupo de raperos comiendo en Bazaar, y mucho menos que les guste, pero lo hemos conseguido [risas].

¿A qué se debe este éxito?

Se dio la circunstancia de que hace justo dos años, antes de la ceremonia de los Oscar, recibimos las cuatro estrellas del diario Los Angeles Times, algo que no sucedía desde hacía 20 años. Y ese hecho, con toda la prensa internacional en la ciudad, tuvo una repercusión mundial que multiplicó el efecto. Nos hemos convertido en famosos.

Y, ¿cómo llevas esa condición de estrella?

Es algo que a veces agobia un poco. La gente es muy cariñosa conmigo y en ocasiones tardo más de media hora en cruzar de la cocina a la puerta del restaurante. Pero no soy una estrella, tengo que cocinar y pelar patatas todos los días.

El domingo se entregan los Oscar, ¿has preparado algo especial?

Junto a Natura Bisse, que está en Los Ángeles dando masajes faciales a las estrella, hemos preparado un menú que recrea las experiencias que se pueden vivir en un spa. Además, tenemos un Oscar especial durante estos días. Es un pan pintado de oro con una crema de hígado de pato y caviar. Sólo hacemos 50 al día y es una locura, los quiere todo el mundo.

¿Qué te parece que en la cena de gala que hay tras la ceremonia se vaya a servir jamón y paella?

¿Qué mi amigo Wolfgang [Puck, cocinero oficial de la gala] va a hacer paella? Eso está muy bien. Espero que esté buena, aunque lo dudo mucho [risas]. Ahora en serio. Supongo que responde a la necesidad de innovar que tiene cada año.

¿Qué sucede? ¿Es difícil hacer una buena paella en Estados Unidos?

No, pero hay que tener mentalidad para hacerlo. En mi restaurante de Las Vegas cocinamos paellas en medio del comedor con madera de naranjo. Es algo único en el mundo.

Si su cocina fuera una película, ¿cuál sería?

La escena inicial de La Misión cayendo por la cascada crucificado [risas]

Y, ¿qué plato sería Javier Bardem, nuestro candidato al Oscar el domingo?

Es un poco barroco, así que diría que es un cocido madrileño.


Si pudiera invitar a cualquier personalidad del mundo a cenar en su restaurante, ¿A quién convidaría y qué le prepararía?

Me encantaría que viniera Stephen Hawking, aunque puede comer poquito el pobre. Le haría unas buenas esferificaciones [técnica culinaria empleada en la alta cocina y que trata de imitar una forma y la textura de las huevas de pescado], seguro que se lo pasaría de maravilla. Él lo entendería mejor que nadie.


¿Cuál es el mejor cumplido que te han hecho nunca?

En Estados Unidos es muy fácil que te digan piropos. Me hizo especial gracia uno que me dijo una mujer hace poco. Me aseguró que dejaría a su marido por mi cocina.

Y el mayor reconocimiento de tu carrera

Fue cuando estaba ayudando en Haití tras el terremoto. Nos quedamos si arroz para dar de comer a la gente que iba llegando e improvisamos unas migas con pan seco y unas latas de sardinas. Al rato se me acercó un niño y, en español, me dijo que estaba muy rico.

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